No me alcanzo la vida,
no pude dejar de pensar en las razones
que me llevaron a envolver a mi alegría
con el silencio de un amor vacío.
Te dije; cúrame,
rehusaste una y otra vez
a un corazón que buscaba a la noche
para abrazarte con toda su fuerza.
Ridículo fue el amor que me consumió,
tan antiguo como la inocencia
y su mirada de miedo,
la muerte te dolió más que tú vida.
Te di mi cuerpo,
con la voz acaricié todas las razones
que se me ocurrieron para que me amaras
y no te olvidarás de mí.
Fue sencillo prender el fuego,
incendiar el alba
hasta que en sus cenizas
se esparciera la locura.
Lloré tan honestamente
que llené a un río con mis promesas,
en la ausencia aprendí
que tampoco el mundo te supo amar.
Yo he sanado en el destierro
tragando razones y escupiendo fuego,
escribiendo palabras
dibujando el viento.
Para eso sí me alcanzó la vida,
ahora ya no cuento los días y las horas,
vivo la vida coleccionando poemas
como si fueran flores y no piedras, mis poemas.
Así soy feliz, amándome
con cada sonrisa
que regalo sin vuelta,
no se requiere tanto para ser feliz.
El mute.
07/02/2019
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Muy amable
Que te digo.
Jajajaja
A ser felices.
Sin palabras.
Así es, para ser felices solo hace falta que nos pongamos a escribir todos.
Jajajaja
Un abrazo.