...
Te amo porque eres el aliento de la semilla.
Un viento infinito, amplios campos ebrios al mediodía.
Te Amo
porque a nadie te pareces desde que te escribo.
Mi alma partida y perdida entre el mar y la tristeza.
Estaba callado, tiritante, enjaulado entre dos islas de silencio
y esperma.
Angustiado. Herido, entre dos corceles pintados en el sueño.
Entre las mitades del día, algo va muriendo.
Ese algo lleno de agonías, de palabras parecidas al suicidio,
como cuerpo de agua, como alma de una naranja.
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