Hay frágiles orugas
Encerradas en el llanto,
Que emergen hacia el mundo
Como ardientes mariposas.
Candentes, como el acero
De una fraguada espada.
O la llama, que desprende
Un furioso acorazado,
En la violenta guerra.
O el ardiente lucero,
Que esconde la nebulosa
Melancolía nocturna.
Son los brillantes ojos,
La lluviosa sombra eterna
Tras de la luz del día.
Y sonríen entre lágrimas.
Y acallan entre dolores,
El grito
De un abismo soterrado.
Y son capaces de andar,
Sobre la yerma tierra
Que llena la enorme brecha.
Su mirada está entornada,
Como el tierno gesto
De una somnolienta bestia.
Pues es inocente.
Como todo animal,
A pesar de su rudeza.
Una cárcel de hiedras,
Como la sangre roja.
Una reja de marfil,
Como el finado tardío.
Una carne.
Un pobre y austero vestido.
Y todo lo demás,
La inquebrantable voluntad
De un cautivo.
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Un poema muy bueno, me ha gustado mucho. Te felicito!