Yo era el alma de un poema extraviado,
fingiendo estar despierto en una trinchera
de oropel...
Viviendo otoños desperdiciados
bajo la sombra de un árbol olvidado.
Para sobrevivir, soñé ser semilla en tu vientre
de fruta, madera en aquel grito de benevolencia.
La lectura sobrevenida brotó en las aguas...
Y me leíste,
Y callé,
Estoico y dócil...
-En esa hora-
...Ciertos susurros me salvaron,
bajos las alas de tu raíz de caracola.
¡Suspírame bajo el voto de un caminito!
¡Llevémonos todos los axiomas de papel!
Hagámonos poesía donde antes vivía
la opulencia de la oquedad...
Solo ven, y recítame...
¡Cuanto soy de ti!
etiquetas: declaración, amor, docilidad, poesía 127 lecturas versolibre karma: 88
Un torbellino que no hiere que solo arrastra has lo más profundo de un suspiro...
Como siempre disfruto de tus letras, de tu espíritu, de tu sensibilidad.
Besos y flores mi querido Hector desde Texas a Guayaquil.
Tu fiel lectora,
Enid
Te agradezco todo Enid, es un honor para mi recibir tus generosos comentarios!
Héctor