Las telas del mundo son cambiadas
Por unas manos cuyos dedos son agujas
Manda la metamorfosis del día a la noche
La catarsis del sol y de la luna.
Dirige el sueño de los perros
el de las abejas y los hombres
Transforma unos pájaros por otros
Y llena los oídos de ruido y silencio.
Pero las piedras que permanecen inmutables
Las farolas que ya no enciende nadie
Los motores que ya no rugen
Las puertas que permanecen cerradas.
Todos ellos han escapado de las manos
Y se vengaron con pinchazos
En las costillas de las mujeres.
Ellas andan con los ojos siempre abiertos.
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Abrazo