Hay noches homicidas,
de silencios espesos
burlándose al oído.

Noches de color púrpura,
de heridas invisibles
que narran los fracasos
y dejan un regusto
de ceniza agridulce
bailando en la garganta.

Noches frías, sin lunas ni farolas,
sin besos en los labios
ni pulsos en las venas.

Hay noches sin anhelos,
sin sueños, sin memoria,
y noches sin ternuras,
sin astros, sin planetas.

Y afortunadamente...

Hay noches de diseño,
noches a mi medida
que encajan en mis párpados
redondas y perfectas,
que me elevan al limbo
tan solo si me nombras.

Aurora Zarco.

No quiero ser princesa de tu cuento
ni ese duende que nunca te abandona
tan solo quiero ser esa persona
que te pone a los pies el firmamento.

No quiero regalarte un juramento
ni ser esa que todo lo perdona,
prefiero ser la luz que te ilusiona
y pinta de color el sentimiento.

Te quiero como blanco de mis flechas,
como punto y final de mi destino,
como oxígeno puro en mis pulmones.

Y quiero que te enredes en mis mechas
para llevarte anclado a mi camino
y así llenar la vida de razones.

Aurora Zarco.

Cerró los ojos
y en ese mismo instante
sus iris fueron pájaros.
Desplegaron sus alas
y envueltos en la brisa
llegaron al lugar
donde nacen los sueños.

Aurora Zarco.

Se ha alargado la sombra del ocaso
se ha empeñado en pisarme los talones
y me invita a bailar entre sus sones
cambiándome el paisaje a cada paso.

Mi ritmo con su música acompaso
no sé por qué, no busco las razones,
solo quiero sentir las emociones
que me llevan volando hasta el Parnaso.

Me guiará mi instinto entre las musas
que me dictan los versos al oído
trenzando en sus canciones mis excusas.

Y aislándome del mundo y de su ruido
me adentro por las sendas inconclusas
que trazan suavemente en mi latido.

Aurora Zarco.

4 mujeres asesinadas en 48 horas...
¡Basta ya!


Maldito seas tú que necesitas
dañar a una mujer, no eres valiente
por dar un puñetazo bruscamente
cada vez que te enfadas o te irritas.

Maldito seas tú cuando no evitas
maltratar a tu víctima inocente,
no entiendo lo que pasa por tu mente
cuando insultas, golpeas o le gritas.

Maldito seas tú cruel asesino
que no sabes querer, por eso matas,
malnacido, cobarde acomplejado.

Maldito sea por siempre tu destino,
me das el mismo asco que las ratas,
mereces terminar bien encerrado.

Que el grito silenciado
de tu inocente víctima consiga
alborotar tu paz y te persiga.

Aurora Zarco.

Avanza la noche,
se acurruca la luz en los rincones
mientras danzan los sueños
disfrazados de sombras.
Aquí solo hay tinieblas...
El silencio toma la palabra
y me canta al oído,
como un ritual sincronizado
con el tenue tic tac de los relojes.
Me voy difuminando,
igual que se difumina el horizonte,
se detiene la vida ante mis ojos
y los cierro intentando
atrapar el mundo en mi cabeza.
La calma se cuelga de mi pulso
y posada en mi frente
me invita a esperar a que despunte el alba.

Aurora Zarco.

Hay un montón de nubes
flotando ante mis ojos,
nublando los paisajes
que invaden mis pupilas
y para colmo el viento
ulula sin descanso
alborotando el sueño
que anida entre mis cejas.

Y aunque intento ignorar
este maldito ruido,
no consigo que callen
los ecos de la lluvia,
que arrecia en las ventanas
e inunda las aceras
de este nuevo desvelo
sembrado de derrotas.

Aurora Zarco.

Búscame en los senderos que acaricia la luna,
en los tenues reflejos que dibujan las sombras,
flotare tras tus pasos, si en silencio me nombras
y me tejes, a besos, una inmensa fortuna.

Búscame en el silencio, en la calma del sueño
mientras todo en el cosmos permanece dormido,
cuando te encuentres solo, si los demás se han ido,
clávate, sin medida, en mitad de mi ceño.

Búscame en los recuerdos que tejieron los besos,
en la canción del viento enredado en las olas,
en las noches que pasan, en las noches perdidas.

Búscame y te prometo que saldremos ilesos
de esta guerra sin ruido, sin bombas, sin pistolas,
búscame y seré el tiempo que cure tus heridas.

Aurora Zarco.

Salí a buscar la luna a los caminos
-se han llenado de arena mis zapatos-,
estaba en el tejado, con los gatos,
mostrando sus encantos femeninos.

Se refleja en sus iris cristalinos
y les narra sus mágicos relatos;
ellos ponen los ojos como platos
olvidando que son simples felinos.

Les enreda con sueños imposibles
y susurra canciones en el viento
domando sus instintos más profundos.

Con su brillo y fulgor irresistibles
hechiza su latido y pensamiento
y dejan de sentirse vagabundos.

Aurora Zarco.

Ignoro donde habita la tristeza
y por qué se ha enredado a mi sosiego,
no conozco las reglas de su juego
que amenaza instalarse en mi cabeza.

Extiende su matiz con sutileza
y quema lo que encuentra con su fuego,
a su negra espesura yo me entrego
y vuelo enmarañada a su maleza.

Confieso que a menudo me despisto
y me dejo llevar a su terreno
desapacible, inhóspito y oscuro.

En otras ocasiones me resisto
y a sus malignas artes pongo freno
con alguna canción de extremoduro.

Aurora Zarco.

Regresará la luz
a poner su acento entre las sombras
volverá a ser azul la primavera,
arderá ante mis ojos
y aunque me guarde un pedazo de noche en las pupilas,
bordará filigranas en el trigo,
jugará al escondite entre los árboles;
será verso en mi piel.

Regresará la luz
a latir con fuerza en los caminos
se hará flor, y viento, y pájaro
y contendrá las lágrimas
que bailan nerviosas en mi pulso
y amenazan con borrarme los paisajes.

Regresará la luz
a posarse suavemente en mis pestañas,
se extenderá ante mí, como una alfombra,
como la senda de baldosas amarillas
que guíe mis pasos en la niebla.

Será violeta el mar
y no habrá inviernos
si regresa la luz
a fundirse entre mis puntos cardinales.

Aurora Zarco.

Me reta un papel en blanco,
me arranco pero me estanco
en el segundo renglón.
Pongo todo el corazón
y también todas mis ganas,
pero tus manos lejanas
no sirven de inspiración.

Aprovecho la ocasión
para decirle a las musas
que si vienen tan confusas
no bailen en mi colchón,
que me desvelan, traviesas,
si me creo las promesas
que me dictan al oído.

Me hacen perder el sentido,
y un montón de horas de sueño,
entonces arrugo el ceño
y las echo de mi cama,
se enredan en mi pijama,
con su eterno cosquilleo
entonces sí, me cabreo
porque me toca escribir...
¡Y solo quiero dormir!

Aurora Zarco.

Anda suelta una manada
por las calles de Sevilla,
es como una pesadilla
y ya empiezo a estar cansada.

Esto es efecto llamada
y no el de los refugiados...
¡Violad, que seréis premiados
tratad mal a las mujeres
que no es delito y son seres
inferiormente creados!

No hay pena, pero sí gloria,
para cinco violadores
que se creeran muy señores
pero no pasan de escoria;

Seguirán su trayectoria
pues no están rehabilitados,
tendrían que estar capados
y encerrados bajo llave.
Lo que hicieron es muy grave
pero no están concienciados.

Aún piensan que no violaron,
pobrecitos los muchachos,
tan solo son cinco machos
que a una niña se follaron;

Menuda fiesta, pensaron,
una "pa" cinco, ¡Qué chollo!,
después se le acabó el rollo
y ya la chica es muy mala...
Se lo inventó la chavala
y nos ha montado el pollo.

No tengo ninguna duda
yo te creo, compañera,
lo gritaré ante cualquiera
no me puedo quedar muda.

La realidad es muy cruda,
no me imagino en tu piel
y me resulta muy cruel
todo lo que estás pasando
pero sigue caminando...
No todo en la vida es hiel.



Aurora Zarco.

Tengo en el corazón mil mariposas,
paisajes, a estrenar, en la mirada,
la vida, entre mis rizos, instalada
y en mis venas las olas más furiosas.

Heridas, en el alma, de las cosas
que han dejado su marca tatuada,
lecciones de una historia batallada
al amparo de noches silenciosas.

Tengo entre mis anhelos encontrarme
de frente con mis cuentas, aún, pendientes
y zanjarlas de un modo positivo.

Tengo la voluntad de tropezarme
con un montón de piedras diferentes...
Simplemente vivir es mi objetivo.

Aurora Zarco.

El sol ya no pinta filigranas en sus ojos,
se olvidó de posarse en su paisaje
y ahora su horizonte
no es más que una bruma infernal
en blanco y negro.

No entienden de rencores
ni de odios enconados,
no saben quien inventó la guerra,
su inocencia no alcanza a comprender,
quien les niega su infancia.

Ignoran que lejos de las bombas
aún sigue limpio el aire.

Y sueñan,
pues no hay misil que se lo impida,
con escuchar de nuevo el eco de sus risas
sin el miedo ovillado en sus entrañas.

Sueñan con un mañana azul,
con cielos cuajados de luceros
y lunas deslumbrantes.

Aurora Zarco.

A veces me desnudo entre las sombras
y bailo entre sus fauces
dejándome llevar como una niña
perdida en la tormenta,
así, como una loca
que inventa un paraíso paralelo
y viaja sin billete
hasta el lugar donde se acaba el mundo
para sembrar de tulipanes las aceras.

Aurora Zarco.

No suelo soñar dormida,
prefiero soñar despierta
y pasear por la nubes
que dibujo en mi cabeza,
diseñar un nuevo mundo
donde no triunfen las guerras,
darle forma al horizonte
pintándolo a mi manera,
moldear el territorio
olvidando las fronteras.

Una pequeña utopía
donde no existan las puertas,
donde todo ser humano
tenga pan, amor y tierra,
donde el azul infinito
no sea un mar con alas negras.

Aurora Zarco.

Requiero inspiración urgentemente,
¿Quieres ser el acento en mi poema?
Tus ojos serán parte del fonema
si me buscan, despacio, entre la gente.

Solo prueba a mirarme fijamente
verás como en mi verso eres el tema,
prometo que no es una estratagema
para hundirme en tus iris totalmente.

No dudes de mis buenas intenciones
tan solo quiero armar este soneto,
te juro que no tengo otras razones.

Lo pido con el máximo respeto,
si quieres dicta tú las condiciones
que yo cumplirlas todas te prometo.

Aurora Zarco.

A tod@s l@s que a bordo de una patera dejan sus sueños entre la olas del mar...

Este mar tan azul,
que parece un espejo en las postales
al reflejar la luz del sol entre su espuma,
es un ogro salvaje
y se lleva entre sus garras la inocencia.

Este mar no comprende los sueños,
no entiende, si quiera, de ilusiones,
solo aspira a arrastrar en su locura
todo lo que se le ponga por delante.

Este mar, cabalga poseído por la rabia
y le cierra los párpados
a aquellos que se atreven a soñar
que espera un mundo nuevo en la otra orilla.

Este, el mismo mar,
que besa mis tobillos,
es un fantasma cruel
que juega a bordar trajes de nácar por las noches.

Aurora Zarco.

Las sombras que me habitan
recorren mis entrañas,
poniéndole el matiz y el brillo a mis pupilas
y duermen cada noche
ancladas al calor de mi garganta.

Tienen nombres compuestos
con piel de cicatrices,
olvidos desterrados
y el eco de recuerdos.

De vez en cuando escapan
y en forma de susurro
dibujan siluetas oscuras en el techo.

Y quedan suspendidas
de un hilo misterioso
que van entrelazando
para tejer mis sueños.

Aurora Zarco.