Para todos los que se están marchando envueltos es silencioso llanto. A todos los que se van entre la ausencia abrazados. Féretros de triste paso, funerales aplazados que nunca se acompañaron. Familiares desolados, sin poder decir adiós a los seres más amados. Se nos escapa el amor, el pasado se desgarra a pesar de los cuidados que otros fueron dejando. En primavera, entre soles, se disipa la ternura de esas manos que palpitan mientras van perdiendo vida.... Y en los hospitales queda el dolor que no termina, con los rostros magullados, de tanto tiempo apresados en batas y mascarillas. Sufren mientras trabajan, privados de protección y sin tiempo, mientras la muerte pasea sin barreras y sin tino.
Obituario de los hijos que tan cerca los sintieron, del esposo, de la esposa, separados por un virus cuando siempre se quisieron. De los nietos que encerrados, no dieron beso a sus abus, que por tiempo los cuidaron.
Obituario a la experiencia, a la historia vinculada al devenir de sus días, a esos rostro que entre arrugas han permitido que el mundo sea mejor cada día, a esas mano que palpitan con latidos ya marchitos, que siempre fueron caricias para sustentar la vida.
Obituario en las estrellas, donde siempre serán luz para alumbrar los caminos de cuantos al caminar, seguirán dejando huellas para que puedan llegar los que han partido sin ellas.
Obituario a la esperanza , para que mañana vuelva la paz a la tierra, y entonaremos un canto de libertad y rezaremos un salmo para acompañar su ausencia.
A todos los que nos van dejando...en un marzo agotado.
29 del 2020. marzo llorando
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