Pequeñas y límpidas voces
me acompañan...
se retan entre ellas
y soplan al viento
que nace deshecho...
Hay un vaso roto,
un reto vertido
y un bucle vacío...
Hay una extraña lechuza
que jamás se fue.
Hay un miedo
que me observa
tras las lilas del jardín,
que embellece
tardes y cuchillos,
que carcome la poca piel
que me queda
y me resguarda...
Hay un canto enfermo
tras el tejado
de un sueño interminable
y un húmedo sopor
que bulle
de mis palabras ciegas...
Hay una tormenta
y un motivo,
una vida indigerible
y una muerte sin derrota
en mis talones heridos...
Hay...
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