Querido poeta
ve arando tus caminos
y planta una semilla cada día
como quien ancla a la tierra un hijo
y riégala hasta que crezca
con las raíces firmes en las entrañas del planeta
por nada del mundo dejes que se muera
semillas hay de toda clase
atraviesa tu pecho con tus manos
sumérgelas en tu sangre de fuego, alúmbralas
y busca en lo más profundo de tu corazón
es un almacén de ramos generales
elige una para cada día del año
ámala con todas tus fuerzas
ámala hasta que la entrega sea
mutua y total
y tómala y aprésala y suéltala,
comparte su pan con los hambrientos
tú sabes, amor, valores, esperanza
el mejor ejemplo eres tú
y no desoigas estas palabras
electrificadas por relámpagos
usa los oídos del alma
debes estar alerta ante el enemigo
que avanza en silencio,
se cauto y mantén la guardia en alto
los puentes por donde has de pasar
se mueven de un lado a otro
sus maderas están flojas
y sus sogas podrían cortarse
ellos nunca duermen
y van por el mundo como cuervos
a cuerpo tierra y camuflados
se arrastran como serpientes
se ocultan como iguanas en la noche
por ningún motivo te detengas
sigue plantando hasta el día de tu muerte,
rara vez la verás crecer prontamente
pero otros, los del mañana
disfrutarán del santo fruto de sus árboles
beberán de su néctar y se saciarán con el,
no dejes a la semilla sin tierra
sé como los pájaros del monte
tómala en tu pico y vuela, vuela alto
y lánzala como una bomba nuclear
sobre la tierra fecunda
fértil será el amor incluso en suelos inhóspitos
y hasta los más rebeldes serán perforados
intacta en la atmósfera su luz durará por siglos.
Toma, sírvete de este cáliz,
esta será tu arma biológica: La palabra.
Ante el peligro inminente dispara con amor
y asegúrate de dar en el blanco.
No temas, las semillas serán las lámparas
ante la espesa oscuridad futura
el enemigo se mueve por aire y tierra
hace de las aguas sus prados,
usa métodos modernos
sus nuevas municiones están por todos lados
el campo ha sido minado
ten cuidado por donde caminas,
arenas movedizas, pantanos
junglas impenetrables
que nada te detenga
sigue el camino iluminado y no desvíes tu marcha
y ante las sombras dispárales con rosas,
la guerra ha sido declarada.
El pelotón de los poetas
camina a paso de soldado
defendiendo los ideales de su patria, el amor.
No te detengas hasta vencer,
más allá de los campos atrincherados
se divisa la luz que encandila
a los ejércitos de las sombras,
allí la bandera de los poetas reposa
como llama que flamea con el viento
inalterable, tras la conquista.
Jairo Sebastián Zanetti
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