Hay algo en ti
que me recuerda lo que es amor,
hay algo en ti que evoca
el perfume que desprendió aquella flor,
hay algo en tu mirada
que me hace recordar
que hay mañanas,
campos en verdor
el tibio calor del sol,
el agua salada en mi cuerpo
velero que se acerca al puerto,
embarcación en mi recuerdo,
nido en mi sentimiento...

Hay algo en ti que despierta...
y es el sabor a mar y cielo,
besos,
paraíso, edén aquí en la tierra,
dulce aroma de primavera,
el manzano que florece...
Siento algo en ti que me sugiere
que existe la ilusión,
que en tus manos la tienes,
que entre tus dedos la retienes,
virtud de regalar inspiración.

Hay algo en ti que me hace
olvidar las manchas obscuras
de la luna,
la nube pasajera,
la página vacía,
hay algo en ti...
que me canta poesía,
que me dice que el destino
no es espejismo errante,
que tiene faz ese futuro
que tiene semblante
que tiene rostro; el tuyo rozando el mío...

Ahora, con el alma desnuda
y el corazón pulsando entre mis dedos,
comprendo que una noche de estrellas,
que una luna opaca sin rayos,
aunque la capturen mis versos,
aunque la aprese mi mano,
se disuelve entre las letras,
porque entre los poemas,
crecen alas,
que es libre la poesía,
que es libre el pensamiento,
que la noche estrellada
solo fue un sentimiento,
que llevamos tú y yo en el alma...

Llevabas tus pinceles
empapados en azul y gris pálido,
rasgabas sombras tras la montaña,
matices de azulino,
toque entre mis párpados.

Ahora comprendo
lo que quiso decirme tu mano,
trazos de azur en las paredes,
cúpula dorada,
tu copla, murmullo en mis oídos,
paraíso a todos mis sentidos.

Raffael contempló tu creación,
lienzo impregnado de lirios blancos,
y sobre un celaje en añil,
mil estrellas vibrando,
febril esa noche,
que me apresó entre sus brazos.

Y hasta ahora comprendo
que quiso decirme tu mano,
cuando retocó
todas aquellas paredes de garzo,
cuando le regalaste azulado
a mis sentidos,
cuando aquella noche de tenue invierno,
le regalaste a mi cuerpo
la ilusión del dorado,
en espera de una primavera,
que todavía no ha llegado...

Garza morena,
aquel poema
que escribí sobre tu espalda,
gota dulce de rocío
que deslizaba en tu plumaje,
letras víctimas de un exceso,
prisioneras de una noche
atrapada en mi tintero...

Versar que hurtaba la calma,
el alzar vuelo de mi pluma
sobre tu ancha espalda,
ver cada letra
salida de mi estuche
desplegando un abecedario,
haciendo pausa en tu cintura
haciendo pulsar el pincel,
terrenal locura.

Avaricia de mis manos,
renacer de Dios antiguo,
escultura de mármol
de un museo ya extinguido...
Rodaban...rodaban las letras,
se deslizaban mis dedos
por tus muslos,
tu torso entre mis manos,
escritos inundaban las laderas,
sepulcro de fantasías
el roce de tus caderas,
allí, juicio final,
allí resucitaron,
todas mis poesías...

Y entró la noche
con su toque de queda,
en la colina colocó
la gris bayoneta,
surgieron de los poros
titubeantes mariposas,
al cielo vacilantes ascendieron,
posándose en las horas,
de una campana que no suena.
Repicar de olvido
de una noche que pide tregua,
entró la noche sigilosa
manchada de azul,
manchada de negro.

Tu manera,
agua clara refrescante
que desciende de lo alto,
transparente, corriente de un río,
efervescente, burbujeante,
caracolas cargadas de sonido,
persuadir en su recorrido.

Tu ser,
gorrión escondido
entre las páginas de un libro,
sencillez de sabio
que mucho ha vivido,
pasión de Centauro
Quirón estremecido,
volcán en erupción
lava ardiente,
despiertas pasión,
antorcha encendida.

Tu corazón,
anchura de los mares...
volátil melodía,
camino de azahares,
de perfume manantiales,
velero que en un puerto
se desvanece en suspiros...
Me acerco con pasos de hada,
sublime roce
para escuchar su fantasía,
latir, pulsar, su Sinfonía...

Tu sonrisa,
acaríciame suave brisa...
arrebatar de vientos,
cálido sol de medio día,
vaivén tu comprender
al explicar la vida,
copla morena que declama
una sensible rosa herida,
allí me pierdo, allí duermo
allí es vida...

Tu alma,
cánones los lirios
que florecen por las mañanas,
los perfumes de Oriente,
las palabras de un poeta
ante el rubor de luna llena...
El jazmín que en mi jardín florece,
la pureza del algodon
que cubre los campos,
el níveo cisne
que se refleja en los lagos,
el ala que me regalaste,
y la nube blanca
que pintó Raffael en su ático...

Tu alma, tu corazón,
Tu ser, tu manera,
Tu sonrisa...
Aguila blanca
que circunda mi lecho,
como, bebo, duermo,
me alimento de ti en sueños...


PD: Para Ti, Poeta! Feliz Cumpleaños!
Ahora que conozco tu alma, tu corazón, tu sonrisa, tu ser, tu manera...
solo me queda decirte gracias, por ser como eres, por estar a mi lado,
por tu apoyo, por dejarme ser parte de tu vida.
ST, Maria Mercedes

,

Es ese beso
que cada mañana
me despierta,
ese dulce ¿Cómo estas?
ese sonreír de tus labios
que sobre los míos siento...
Y percibo, que aunque lejos,
muy cerca estas...

Es esa mirada
que persigue mi día,
esa mano cariñosa
que sobre mi hombro posas,
para decirme „No estas sola,
aquí te guardo yo“...

Son tus palabras
eco en mis oídos,
murmullo de amor
en mis sentidos,
que me aseguran que aunque lejos,
de mi lado no te alejas...

Cuando en mi jardín
las rosas contemplo,
junto a mí te puedo palpar,
como flor silenciosa
escucho, de tu corazón
el palpitar...
Estás lejos...
pero que cerca estás...

Y cuando una lágrima
derramo,
en mi triste realidad,
allí están tus labios,
queriendo lo húmedo
atrapar,
y pienso...
Qué lejos...pero que cerca
de mi estás...


PD: Para ti, poeta.

Vuela el día con alas prestadas,
„Larghetto“ de veinte y cuatro horas,
remolino de viento,
volar sin rumbo ni morada,
estela de sentimientos.

Quiso volar el día con alas prestadas,
sin rumbo, sin morada,
el pulsar del tiempo
un reloj anotaba,
dejando caer los minutos,
tras la quilla, obscura pisada.

Vuela la noche con alas prestadas,
no es un „Larghetto“,
es tormento,
telón de raso negro
salpicado de luciérnagas,
arrastra los últimos suspiros
gótica noche de lamento,
acompaña al sepulcro un amor,
que ya ha muerto...



Muerte de Ìcaro

Y fue tu mirar
collar de caracolas blancas,
tu pupila
ahogada en la mía,
un recorrer en tus ojos,
la belleza de la poesía...

Mirada en la intimidad perdida,
la bruma de la playa
por cobija,
en ella
destellos azul de olas,
bañando tus pies
y los míos,
sabia de blancos reflejos
deseo, por la marea
retenidos.

Pardo iris
atravesó el mío,
dijeron mucho,
dijeron nada,
manejaban el silencio
con maestría,
y la palabra amor,
invadió nuestras vidas.

Quiero ser una piedra,
insensible, sin corazón,
que no siente dolor
que no conoce latido,
que solo la acaricia,
el agua del río...

De superficie lisa
sin carrasposas orillas,
quiero algún día descansar
en los bolsillos de un niño,
junto a otros tesoros
que encontró un día,
en la ribera del río...

Quiero que mi cuerpo repose inmóvil,
en la caja dorada
de una doncella enamorada,
quiero acompañar un allegro
mientras la corriente me arrastra,
cuando el torrente lo ordene,
cuando el arroyo lo pida,
piedra sin corazón,
sin razón, sin sentido,
feliz de no conocer,
el dolor de haber nacido...

Muestra el libro su primera página
se desliza sobre ella la mañana,
parpadean voces tempranas,
entra el día con roja llama,
te pienso...despierta el alba.

Bóveda azogada
que inspira el tiempo,
de acuarela
se derramó el celeste,
escaso de celajes
Boudin ausente...
¿Qué ahora te entretiene?
¿Acierto?
Acaricias las cuerdas,
acomodas letras,
mientras yo, te pienso...

Lluvia de obscuros cae,
sobre el decorado
de mi alcoba,
aunque lejos
cerca el momento,
palpitar de mariposa
sobre encendida mejilla,
tu acento...
Y te pienso...

Rueda el grito del pregonero,
me abraza el sueño,
pesada es mi agonía,
te pienso...
melancolía que lastima,
te sueño, y eso,
noche y día...

Gemas de antaño
guardadas en mi bolsillo,
impacientes se vuelcan
en el vacío,
astros se deslizan
dejando secuelas,
elipse de cuerpos celestes
satélite escondido,
preciosa la joya brilla,
en lo obscuro
de su nido.

Poesía en movimiento,
diamante de piedra luna,
rastro de rumor sombrío
que una vez cansado,
desciende tras la pantalla
de una morena copla sentida.
Así te siento poesía,
así te vistes de luna,
así te revistes de color aceituno,
de lunares grises
y manchas de infortunio.

Se ensancha el corazón,
no corre sangre por las
venas,
acaricio verso por verso
tus sentidos poemas.
Cuanto arrebato apasionado,
cuanto delirio derramado,
si era bajo un claro de luna
si eran azules los cielos,
de amor anegado,
vestían los cuerpos.

Rondaba siempre Fortuna,
Cupido a nuestra diestra
rendido, quebraba sus flechas
una a una,
el reloj su andar detenía,
no cabía en sus agujas
tanto frenesí desatado,
¿Brotaba la dicha?
¿Callaban las penas?
se unían los cuerpos,
ausentaban las Sirenas...

Vivimos el mundo
en su latir profundo,
había lugar, gozoso el manjar,
musitar de beso en beso.
Entre tu cálida sonrisa
el arroyo murmuraba,
mística quieta rosa
sendero por recorrer,
mientras ecos declamaba.

Y fui entre tus brazos
azucena callada,
abriste el cáliz del amor,
pétalo en rojo color,
tus caricias, tus miradas.
Voces,
se desprendían de la nada,
canto de ruiseñor
colibrí de flor en flor,
gemidos de angeles en vuelo,
la piel mojada
besos en exceso.

El ala de un cisne me abrazó
dejó caer plumas en su empeño,
unión eterna, profunda huella,
aleteo, recuerdo lo vivido,
entre ayer y mañana,
entre tu piel y la mía
¿Tiene más amor cabida?

Esta vez el insomnio
se escurre en mi cuarto,
trae, tu figura al lado,
puente entre luz y obscuro
esa locura,
de verte en mi cuarto.

Primavera,
no quema la hoguera,
un verano ardiente
y el insomnio de tu mano,
agoniza la sed,
de tenerte entre mis brazos.

Árboles desnudos en otoño,
de sueño la ausencia
inquieta paciencia,
abrir y cerrar de ojos,
veo tu silueta
acompañada del insomnio.

Y si afuera nieva
blanca como mis sábanas,
figura impaciente
parpadea entre las llamas,
cristales opalinos
se desprenden de la lámpara,
tu sonrisa, tu aliento,
morena figura dorada,
cerca te siento,
sobre mi ancha
y vaporosa almohada...


Poeta, este es para ti !

Adorna tu cabeza
corona de espinas,
ensangrentado rostro,
expresión que no se olvida...

Tu paso lento,
tus pies arrastrando,
un leño en cruz
tus hombros quebrantando.

Pero no es el peso
de esa carga,
quien te dobla
la espalda,
son nuestros pecados
a manojos atados.

Martirio, suplicio,
es de la humanidad
el vicio,
quien a diario te condena,
tu preciosa sangre derramas
por nosotros, los que amas.

Sudor y sangre en una copa,
de tu alma te despojas,
en el Golgotha
exclamas tu último suspiro,
por cada uno de tus hijos...

Gracias Señor,
por regalarnos
la salvación!

!Oh, cilicio de virtud amada!
Hermoso sacrificio aquel
que rompe con mis alas,
majestad de todos mis
laberintos.
Nuestros cayados sostienen
el pecado sublime de
querernos a tempranas
horas de la vida,
de los ritmos que triunfan
bajo tu blusa de tibias flores.
Nuestra alma lleva en sus
ribetes un par de poemas
con el firmamento de
Cortázar,
las mandarinas que
endulzan tu lengua
y del ruiseñor que explota tu
ventana en tardes de
arreboles.
¡Oh, cilicio de virtud amada!
Que la semilla de tu beso
casto haga santa mi
garganta y la gracia del
trueno de tus latidos, me
entierre en la hoguera de
tus pechos.
Quiero vengarme de tu
mirada deliciosa, en la
cobriza tarde que fotografía
la melancolía guardada en
mis bragas.
Tal vez cuando la brisa
vuelva a sonar como
tambor, retorne a tu adiós
inútil.


PD: Saludos mis queridos e inolvidables poetas.
Los extraño. Cuidense, a mi retorno quiero encontrarlos
a todos.
Gracias Erato por la oportunidad.
Un abrazo desde el corazón, Yaneth

Te regalo,
el primer rayo de sol
en oro bañado,
mi primer pensamiento,
ése que tu piel acaricia
en éste momento.
Te regalo,
ese sentimiento
que sabe a primavera,
el que de mi corazón brota,
y acompañado de rocío
sobre mi piel rebota.

Te regalo,
de mi poesía la cadencia,
la rima, la elegía,
reflejos de mi alma,
dulce fantasía.
Te regalo,
el vuelo de una mariposa,
del perfume la gota,
que salta al aire
y de pasión explota,
mis pasos lentos
quebrando rayos de luna,
mi mirada suplicante
rogando a Fortuna.

Te regalo,
ese puñado de estrellas
que guardo en mi mano,
acompañadas
de todo un abecedario,
te regalo,
los días y las horas
que tiene mi calendario.
Te regalo,
la música que flota
en el aire, en el viento,
cada momento,
que compone
mis noches y mis días,
te lo obsequio a ti,
vida mía...


Para ti, sol de mis días.

Hay un lugar
donde las alas lloran,
¿Has visto su palpitar?
Es un gemir su aleteo,
es un triste mirar...

Batir de plumas,
se estremece el viento,
revoloteo en gris,
de amor hambriento.

Hay un lugar
donde las alas lloran,
donde cantan su penar,
cielo negro teñido,
de alas ceñido,
¿Percibes su lagrimar?

Ese lugar
donde las alas lloran,
copos desprenden
su lamentar,
alas que se agitan,
alas que suspiran,
¿Has escuchado su sollozar?

Me susurraste al oído
que leíste en mi alma,
resplandor de centella,
la vistes bella,
la viste blanca.

No te importó la piel,
que la cubría a ella,
solo bebiste de la miel,
que su estela dejó,
sensible estrella.

Pasarán los años,
dejarán su huella,
persevera en esta vida,
el amor, el calor
que mi alma destella.

Perdurará la caricia, el recuerdo,
el roce que tus labios
cargados de pasión,
mi sedienta boca sellan.

Feliz día de San Valentín!
Tú, que me robas mis sueños...

El vagabundeo de un rayo solar que rozó su mejilla la despertó. Ella lo tomó por caricia,
fue tan suave el pulsar que pensó era aquella mano que por las mañanas sabía de mimos.
Abrió lentamente sus ojos, giró su cabeza al lado izquierdo, allí era donde a él siempre lo encontraba...
En ese blanco lecho de sábanas y almohadones mullido, allí, siempre ocultaba él su sonrisa.

Todo era diferente aquella mañana...
Ella se había marchado, no era por desamor, no era por no quererlo; al contrario, lo amaba más que nunca, pero a sus vidas, la distancia las separaba.
Solo era la distancia la que hería sus corazones, hería un amor que por decir así, supo nacer de la poesía, que nació al leer en el alma abierta el uno del otro.
„Duros son los días que nos esperan“- se escapó de su garganta...
Paciencia pide el amor...
Pero...Rayo de sol, en tu vagabundeo busca sus labios, pósate en ellos, y dile de mi parte, que lo quiero...

Como en un jardín
sobre tu blanco cuerpo
jugaba,
solo la luna presente,
de mi fin de enteraba.
¿Dime tú mi madrina,
por qué tras nube te fugabas?

Multitudes de estrellas
fueron testigos,
de pasión que nos quemaba.
Dime luna,
¿Por qué con placer
a la distancia nos mirabas?

Curiosos luceros
una canción entonaban,
mientras ardientes besos,
de nuestras bocas
escapaban...

La habitación se niega
a tu eco a repetir
esas palabras alegres
tristes y desnudas,
en el silencio de sus paredes
añoro vivir.

La alcoba quedó muda
sin una Oda que cantar,
bajo mi almohada
la voz se esconde
lo presiento, lo siento,
palpita castiza y escurridiza.

El aposento quedó vacío,
tu voz,
en el dintel y en las paredes pega,
seis letras
que dormitan a mi lado,
Olvido...
todo es pasado.

Habitación que se niega
a necesitar de mis cariños
de mis palabras
que se atreven a pronunciar tu nombre
con una mirada quieta y lenta.

Cuatro paredes inconclusas
en el crepúsculo de un pensamiento
que quieren sanar con la esperanza
de una ventana abierta.

Cuarto oscuro
donde se filtra la ilusión
de tener esperanza
esperanza de vivir con amor.

Toma tu tiempo...
Si yo abrazo una nube
que veloz arrastra el viento,
no temas,
es solo mi temperamento.

Toma tu tiempo...
Si yo navego de ola en ola
y sin cesar beso amapola,
no temas,
es que me siento sola.

Toma tu tiempo...
Si no ceso de decirte
ay como te quiero,
no temas,
es que de amor desespero.

Toma tu tiempo...
Si me ves soñando
entre estrellas iluminando,
no temas,
es Amor que en sus manos,
me tiene como Alrequín bailando!


Viena, 12.6.2017

Trajes clásicos de Arlequín
Commedia dell`arte, Teatro Italiano

Melancolía es el rosal
que contempla
como su flor marchita,
es la hoja que en Octubre
el árbol desnudo deja
y a la soledad incita.
Melancolía es el pájaro
que su nido abandona
y nunca más retorna...

Melancolía, es el día
que en el horizonte se pierde,
por siempre...
Melancolía son palabras
que labios no conocieron
y nunca amor dijeron...

Melancolía es
lo que en mi corazón habita,
y mi alma a diario agita.
Melancolía son las cuatro estaciones,
es la ola
que al mar retorna, sola.

Nostalgia, melancolía,
es lo que muy dentro de mi siento
cuando tu retrato contemplo...


Viena, 23.11.2017

Las gotas que llora el cielo
incansables en movimiento,
caen, germinan,
a tus labios se arriman...

Dulce gota, semi amarga,
vapor de lluvia que no alcanza,
llegar hasta tu garganta,
humedecer loca,
sentir el edén de tus besos,
en tan ardiente boca.

No saborear,
ni en movimiento, ni en tregua,
el ápice de tu lengua,
pobre gota,
de celos mueres,
ver como sus besos,
los míos prefieren.

Cuando te vi
¿Qué sucedió dentro de mí?
Tú encendiste
en mi corazón fuego,
¿Fue todo un juego?
¿Qué sabes tú de mi dolor?

El fuego se propagó
a la velocidad de un rayo,
no solo el pecho
sino todo el cuerpo
abrazó las llamas,
mientras yo esperaba
que mi sangre
el fuego apagara...
Pero no,
la sangre
mis venas quemaba,
mientras las penas
de mi ser se apoderaban.

Corazón y razón
perdieron el control,
que sabes tú
de un corazón adolorido,
que sabes tú
de un corazón en llamas...
Pero ahora si yo sé
lo que es
por amar,
agonizar...


Feuer, Flammen

Als ich dich sah,
was geschah?
Du legtest Brand
an meinem Herzen,
ahnst du etwas
von meinen Schmerzen?

Feuer breitete sich aus
in Windeseile,
nicht nur die Brust
der ganze Körper
war entflammt,
nur ich hoffte,
das Blut
würde das Entfachte löschen,
aber das Blut
kochte in meinen Venen
so kamen,
nun die Flammen...

Herz und Verstand
waren verloren.
Was weißt du
von meinem Herzen,
was weißt du
über meine Schmerzen,
jetzt aber, ich weiß
was es heißt
aus Liebe zu sterben!

Traducción del Alemán al Español
por su autora Maria Mercedes Solórzano

El reloj sigue golpeando,
las siderales teclas
del tiempo,
el insomnio
no marchita más ya,
mis pensamientos.
La sábana,
de dorados hilos bordada,
pega a mi piel,
despiadada.

No alcanza tu lejanía
el sentimiento,
fría y lúgubre noche
con alas de cuervo,
abraza el momento.
¿Puede despertar tu alma
la luz de una estrella?
Se desliza
en mi mejilla derecha
una centella,
y en la otra,
un cometa...

Retener un pedazo de nube,
sin prisa, entre los dedos,
un pedazo de la nada,
celeste,
palpar así el cielo.

El calor que emanaban
aquellos dos cuerpos,
arco iris sutil, azul dorado,
en cada poema plasmado,
todo su universo.

Pauta en la partitura,
calma en los versos,
ansias en las miradas,
lucha ente tú y yo,
lucha entre cuerpo y cuerpo.

Febril las palabras
de agitados revuelos,
la ventura vivida,
entre amor y madrugada,
a mitad del camino,
la felicidad se encontraba,
allí, en sus almas unidas,
allí, en sus labios asentada...


Dedicado a quien me invitó a conocer su alma.

El embeleso
de un largo beso,
que de tus labios
a los míos se escapó,
beso ardiente,
beso, que mis labios quemó.

Aquella sensación,
que con él
de ti se escapaban,
alma y corazón,
en ese beso largo
sin nada fingido,
fue un beso
que en mi boca diluido,
todo mi ser estremeció...

Ese beso,
caricia de enamorado,
sabor a cielo dorado,
paraíso, en mis labios
estampado,
eso fue,
lo que de ti me cautivó.



Der Kuss (El beso 1908-1909)
Título original Das Liebespaar
Gustav Klimt
Schloss Belvedere, Viena, Austria

Brotó en el aire un suspiro de rosas,
se acercó mi cuerpo al más dulce vergel,
el viento llevaba de tus manos caricias,
las más hermosas,
que de ellas pudieron nacer.
Invadieron tus ternuras
como mar abierto mis poros,
arena blanca, ola que la playa cobija,
en tan hermoso renacer.

Cada suspiro, cada gemido,
ofrenda al alma dulzor,
afloraba al espacio el perfume
de campos bañados en sol,
de una noche de cálida sonrisa,
murmullo al oído,
mariposa de flor en flor...

Era un volcán que explotaba,
regalando a las laderas calor,
era una selva desconocida,
aquella mirada que solo decía:
Vida, aquí nos tienes a los dos...

Hay quien me regala,
una sonrisa
por la mañana,
un rayo de sol
que quiebra adormecido,
al umbral de mi ventana,
canto de ruiseñor
estremecido,
tu voz,
canción temprana.

Hay quien enternece
mi día,
con un destello
de luz cada mañana,
poesía sutil,
notas, que mi alma
quebrantada,
con luz de astros
baña,
ese eres Tú,
ruiseñor
de mis mañanas...

„Mi niña“; así la llamaba cuando por teléfono comunicaban, sus corazones estaban fundidos a pesar de la distancia, navegaban unidos, en un mar agitado.

Y así quiso el destino que un día se encontraran, trayéndoles cariños, sonrisas, amor, miradas enamoradas, besos, que no regalaban calma...
Aquí se unieron sus almas, aquí, en un marco de luz encantada, en la penumbra de una habitación bañada, allí le dijo él al oído: Mi niña, ¿Sabes cuánto te amo?

Fueron seis días, noches, mañanas, crepúsculos, albas, madrugadas...Claro de luna... Luna llena que desde lo alto contemplaba...Un sol radiante, cegando las pupilas de aquella „su niña“ y del amante enamorado...

Una ciudad escondida, una hermosa mañana, murallas de antaño, calles de angostas pisadas, tomados de la mano, esperando y soñando, un futuro lejano...

Palabras que se desprenden,
de un látigo sin fuerzas,
las recojo del vacío,
de una habitación sin puertas.

Camino a solas por la vida
sin que me oriente la estrella,
cielo salpicado de escombros,
diluye tu huella.

Cuerda floja bajo mis pies,
el universo palpita,
un latido de tu voz,
a la felicidad incita,
emana de áridos campos
verdor de nueva vida...

Infinito espesor del silencio,
grietas sangrantes del tiempo,
sed que apago con tus versos,
oasis en este desierto,
descalza sintiendo la arena,
el húmedo umbral de tu cuerpo...

Me resisto a no perderme
en el olvido de la tarde,
en la piel que me protege,
de la llama que aún arde,
en los restos de mi verdad,
la que quedó después de amarte...



Maria Mercedes Solórzano
Fran Renda Guillán

Hoy el reloj
carece de manecillas,
las horas se acomodan
tranquilas,
en las paredes
de una estancia vacía...

Los minutos parecen
incómodos,
los segundos
no encuentran
lugar en el aire,
se pegan a mi vestido,
no obedecen,
quieren vivir
en mis sentidos.

Todo es estático,
de movimiento carece,
saetillas
¿Dónde estáis,
dónde os escondísteis?
Ayer, hoy,
bajo la sombra del reloj,
desaparecísteis.

Y continúa el letargo,
espacio sin movimiento,
tiempo que no avanza,
horas que doy por
muertas.

Agujas,
el dial os espera,
horario, minutero
no le deis lugar
al vacío,
llevad bajo vuestras horas
también el segundero,
que Chronos
sople en vosotros aliento,
corred, volad como el viento,
marcad horas y días,
dejadme escuchar
la melodía,
de vuestra sideral melopea,
dejadme escuchar,
vuestra Oda a los días...

La distancia pasó a mi lado,
era silenciosa,
suspiro de ausentes rosas,
había en ella perdida ternura,
brillos de centella,
resplandor de una estrella,
y sabor,
a mil querellas...

Había sed en la lejanía,
tersura de tu ausente piel,
murmuró al Aura eres mía,
y el tiempo de eterno,
se transformó en miel.

La distancia
se irá acortando,
y tu figura acercando,
pétalo en flor,
sinfonía, tregua mayor,
ayer tristeza, hoy melodía,
pasado, sorbos de agonía,
mañana, dorada fantasía.

Distancia,
no tenerte frente a frente,
en el jardín Eden,
en un lienzo de Raffael,
en un cálido abrazo,
futuro anhelado,
porvenir que dormirá,
feliz en mi regazo.

Porque espero sentir de tus labios
el infinito abecedario,
porque espero beber de ellos
el sabio glosario,
melopea sagrada,
de tus versos
rozando mi almohada.

Porque espero de tus besos
el embeleso,
de tu boca
poesía y verso declamando,
labios que rohen los míos,
y mis ojos, tu mirada esquivando...

Porque quiero
morir bajo tu mirada,
que quiebre el viento
cada letra
por ti pronunciada,
caudal de agua dulce,
ilusión, corazonada.

Porque el ardor de tus labios
cada vocablo atiza,
y en un poema se convierte,
que mata y agita,
ahora a la sombra
de tu figura,
resucita.

Palpitan labios indecisos,
palpitan
al son de la cascada,
muerde mi carne
quema mi pecho,
enséñame palabras a diario,
enséñame,
del amor, el abecedario...

Atardeció;
crepúsculo de poesía,
el sol se escondió
tras la colina,
y absorbió en sus rayos
las horas del día...

La sombra entra
en la habitación,
se recuesta
en todo lo que encuentra,
satura cada ángulo
con numerosos grises,
envolviendo a la flor
que espera y contempla,
beber de sus matices.

La obscuridad me baña,
acaricia mi cuerpo,
incansable penumbra
siempre en movimiento,
eres, de la noche,
velero al viento...
Todavía no hay luz,
tu figura,
entre la opacidad
no aparece,
cuantos días,
cuantas horas hasta ver el día,
en nueva luz,
en la que tu te meces.

Amo la sombra,
la amo cada día,
porque me acerca
al mañana,
porque me acerca a ti
luz que me dará vida...

Árbol de Navidad
por mi, bien decorado,
borlas, cintas, lazos, velas,
en verde y dorado,
hueles a bosque,
a incienso, a mirra,
árbol de pino
recién cortado...

En la esquina del salón
espera ser celebrado,
yo, con lágrimas en mis
ojos,
con el corazón en la mano,
busco a mi alrededor,
en vano,
al ser amado...

Estoy sola...
árbol de Navidad
bien decorado,
¿Será el próximo año?
será...
cuando él
se encuentre a mi lado...

Se desvanecieron las
palabras,
en aquella noche
atrevida,
un apagado gemido
del cielo cayó,
amor concebido,
solo la estrella
temprana,
nos perseguía tranquila,
la noche fue
amante, confidente
de la luna dormida.

Las palabras sabían
a amor diluido,
tus labios
se acercaron,
había pasión encendida,
y era un va y viene,
en la noche sumisa,
pena, sueña,
y desprende color
rojo subido...

Después de ese
beso,
que quemó
mi boca rendida,
ese beso tuyo
que marcó mi vida,
ese beso,
en la noche atrevida...

Con un suave soplo
de tu aliento,
supiste deslazar
las cintas de mis velos,
con un rozar de tu
mirar, pudiste desatar,
los nudos de mis
secretos.

Al borde de la cama,
espero de tus palabras
la brisa,
ahora ilusión,
la distancia nos separa,
mañana será pasión
tormenta desenfrenada,
no cuentan los desvelos,
solo cuenta tu sonrisa,
quema, arde la hoguera,
revienta la ola
en mi cuerpo,
precisa.

Lenta se acerca
tu mano,
a desprenderme
de mi vestido,
lo que es ahora sueño,
tal vez mañana
entre rosas,
tendrá sentido,
tal vez mañana
en la lumbre de rojas llamas,
se habrá consumido...

Europa,
luz que entras por mi
ventana,
luz que penetras
en mi mirada,
con besos de niña mimada,
con caricias de enamorada...

Zeus, opulencia es el despertar,
cerca de tí, junto a tí.
¡Oh, dios Poeta!
Bajo los rayos
cegadores de tu planeta.

Belleza de blanco
mármol,
¿Por qué le hablas
a la luna?
¿Será porque eres hija
del sol?
¿Será porque eres luz, fortuna,
beso y canción?
Será porque siempre te conocí,
que siempre te imaginé,
diosa que me guardaba,
magia de hada, dueña de mi fe.

Deidad;
Cuando te conocí,
yo ya
con el astro conversaba,
culpable no eres
de mi tortura,
mi pensamiento gira
cual luna,
desconozco la cordura...
Locura,
que no tiene cura,
llena de amor,
que no deja de preguntarse,
por qué
la escogida fuí yo.

Locura, no tienes cura...
para el rapto me elegiste;
recuerda que soy el anhelo
de una Musa,
suspiro de Poeta,
alma girando entre planetas.

No sé que decirte
de tanto amor,
¡Salve Zeus,
mi Sol!

No hace falta que me digas
Europa ya más nada,
ya me lo dijo el Dios
del viento...
Me trajo tu sonido
esta mañana,
como brisa
de Nota afinada...

¿De dónde brotó
la inspiración, oh Zeus?

Soñé con ella,
Diosa, Musa,
un edén llamado
Europa,
celestial divino,
perla cobijada
por mares y espuma
en sus rocas.

¿Se recostó a tu lado?
¿Te mostró el cielo?
¿Te bañó en anhelos,
de esos,
de cuentos y fábulas?
¿Se acercó a tus labios,
les mostró su hermosura,
su sangre caliente?
Te envolvió en suspiros,
entre gemido y gemido
de su boca ardiente?

¡Promesa!
No serán fantasías
de deseo ferviente.
Zeus, será realidad,
beberé de tu fuente...

Caricia de luna
redonda y desnuda,
¿Dónde te reflejas?
en los lagos, en las huellas,
en las espesas
nieblas de Otoño,
allí, duermes triste
luna llena...

Allá, en la lejanía,
yace otra luna sombría,
quemó su superficie
la llama blanca
de lirios prendidos,
era un resucitar
en otros mundos
en otras rimas,
dos lunas tristes
despreciadas por la vida.

¿Que sueñas niña pequeña
cuando contemplas
la luna llena?
El dolor renace,
el dolor esparce
su lengua de hiel
en un mundo infiel,
luna, otros mundos
te amparan,
te arropan...

Ahora, le damos gracias
a Cupido y Fortuna,
que se cruzaron
nuestras lunas.

Te necesito poesía,
para ahogar heridas,
para bañar penas,
para curar dolores
para hallar sabores,
átomos
de ilusiones pedidas.

Te necesito poesía,
para encontrar sus ojos,
su voz, su sonrisa,
para ver como se pierde
su figura,
entre la luz y la brisa.

Te necesito poesía,
para creer que sus manos
toman las mías,
para soñar universos
para recostarme entre
tus versos,
aunque su verdad,
se aleje de la mía.

Te necesito poesía
para buscarlo en la distancia,
para creer
que su aliento
roza mi mejilla,
para alimentar sueños
para apaciguar mi llanto,
para seguirlo añorando,
porque me hizo
feliz un día.

Te necesito poesía
en la cadencia
de tus letras,
en la luz que regalas
a los planetas,
te necesito
para hacer nacer
el alba,
para beber mis lágrimas
y sosegar mis días.

Te necesito poesía
para así,
de la lejanía,
contemplar su semblante
aunque sea mi agonía,
porque en noches
de desvelo,
me acerco a su figura
con el corazón
en mil prismas desecho,
porque envuelta en fantasía
¡Oh consuelo!
sus caricias son mi aliento.

Ilustres viejos sonidos,
entre el follaje retenidos,
magia que se desprende,
antiguo bosque,
de tu ancestral vientre.

Sueños revives,
hilos, aún no tejidos,
bosque,
en tu embrujo me regalas,
cuentos de hadas
me murmuras, me narras.

En tu sendero
entonado coloquio,
Centauro brioso
que mi fantasía imagina,
miel en el panal,
delicioso manjar,
entre tus ramas
encontrar
la piel morena,
espesas ansias serenas,
canela el color,
y quemas...
A fresa el sabor,
que refrescó
mis labios,
antes de la faena.

Bosque encantado,
para mis ilusiones eres
marco verde y rosado,
para ese amor,
fibras de pasión,
sin cadenas, desatado...

¿Será verdad lo soñado?
¿Es realidad lo escuchado?
Pedazos de corazón se disuelven
entre versos ilusionado,
viento del sur acaricia,
mi ser, ya congelado.

Leo tus letras emocionada,
quiero darles sentido,
hay duda...
¿Fue un sueño lo leído?

Un claro de luna
que refleja tu sonrisa,
una gota de lluvia
que de tu piel rebota,
de tu mirada
una morena caricia,
que en sentimientos
explota.

Un átomo de ilusión
que de tu pluma brota,
centella de un planeta
en tu canela piel
reflejada,
amor en cada frase,
bien acomodada.

Hoy el sol
palpita diferente,
la luna
ya no se ahoga
en la fuente,
hoy son sus rayos
hilos,
que van hilvanando
nuestro destino.

El cielo, ayer obscuro,
hoy un telón de teatro
de estrellas salpicado,
Ópera en tus palabras,
concierto tus promesas,
cada instrumento
bien acentuado,
bien experimentado,
sentimiento vivido,
que surgió de la nada...

Solo querían ver,
como del cielo
se desprendía el ocaso...
Sueño de ambos,
viaje hasta ahora
no podido realizar,
hoy distinto,
la vida les sonreía,
jugaba con ellos
al azar.

El paisaje
corría atrevido,
lo contemplaban
sin poderlo alcanzar,
nubes se mezclaban
con el viento,
solo a lo lejos el sol,
parecía caminar lento...

Girasoles esparcidos
por el campo,
amarillo derramaban
su manjar,
en cercana lejanía,
de picos blancos
la montaña erguida,
ensueño que gozar.

Sus miradas se rozaron,
sus muslos
por la silla separados
se acercaron,
en un beso tardío
sus ansias despertaron,
y en la languidez
de las horas,
dos almas
se encontraron...

No quiero perder la razón,
solamente si estuviera
atrapada en tus sentidos,
y si la pierdo,
llévame a ese mar profundo,
enséñame lo desconocido,
allí, si quiero perder la noción,
entre verso y línea
de tu canción.

Que me arrastre río y torrente
conoceré la fuente
de tu pasión,
y si tu voz es mansa
pero habla hirviente
a mi corazón,
si en ella tiembla
encendida alma y beso,
allí, quiero perder la razón,
entre aquel suspiro,
entre tanto latido,
al compás de tu respiración.

Si tu mirada congela
la sangre en mis venas,
si tus caricias me muerden
y mi pecho ardiente
como brasa quema:
Alto voltaje,
vestido de blanco el plumaje
de nuestro amor...

Es mi pensamiento
el que está perdiendo el norte...
Si lo pierdo
viviré el mundo al revés,
¿Dónde es el sur
dónde el este, el oeste,
dónde el sol poniente?

Antes te tenía
bien localizado,
longitud, latitud
entre los grados,
ahora no me ayuda
el sextante,
ni la letra Phi en la navegación,
busco la ley de la gravitación,
la que me permite
tener los pies en la tierra,
a la que mi cuerpo se aferra,
la que me permite
no perder la razón.

¿Cuál eres hemisferio?
¡Desespero!
Si pierdo el norte,
entre tantos meridianos
me extraviaré,
estaré desorientada,
no encontraré la coordenada,
donde siempre te encontré...

Y apareces en mis sueños
envuelto en nube blanca,
puro color de cielo
esa música santa,
y apareces en mis sueños,
lejos, amor eterno,
mi corazón quebrantas.

La respiración, cobarde,
bajo la almohada
se esconde,
por un momento,
es del segundo
un fragmento,
cuando veo tu figura,
no palpable,
inalcanzable...
Tras esparcido
rosa velo,
así, te sueño.

Y triste añora
la rosa al viento,
aquél, que sus pétalos movía,
aquél,
que temor vencía,
cantando Odas al tiempo.

Apareces
y desapareces,
en la neblina del momento,
las horas son pocas,
los minutos lentos,
así, rodeado del blanco,
entre la penumbra,
desvaneces.

Después, envuelta
en espuma,
envuelta,
de ángeles la pluma,
te robas mi alma,
me dejas vacía,
te llevas mi calma...

Allí donde empezaba a espesarse el bosque, allí donde sobre una alfombra verde, suave como una almohada mis pies pisaban, acompañada de un bello atardecer, me introduje en la arboleda.
Era uno de esos tantos días en que mi alma buscaba tranquilidad y mi corazón reposo, en el que penetré en ese bosque, donde sabios robles han visto pasar generaciones, donde cada uno carga en su corteza quinientos años, aquí entre ellos encontraba lo que quería, lo que buscaba.
Adentre en ese para mí, mágico lugar, el aire era fresco, claro, etéreo y la paz que de esos arbustos se desprendía, era una paz que solo logran los ancianos, los sabios, aquellos que han echo amistad con la vida...
Me interné en la floresta más allá de lo usual, no sé por qué mis pasos esta vez muy adentro me llevaban. No puse atención; cuando de repente llegué a una especie de claro, era un circulo natural y en su centro posaba un majestuoso roble.
Su follaje era espeso, de un verde fascinante, y su frondosa copa semejaba a una gigantesca campana.
Me detuve sorprendida, mis ojos llenos de admiración se agrandaban, en el arbusto se fijaban, sin notar que frente ese árbol, un joven sentado en un tronco caído, con un libro en mano, tranquilo leía...
No quise interrumpirlo, mis ojos lo fijaron, di dos pasos cortos para un poco más de cerca observarlo; tendría unos treinta y tres años...buen mozo, pensé...
Sus facciones eran nobles: frente amplia, nariz aguileña, pómulos marcados, sus labios eran finos y tenían un color sonrosado.
Espesas cejas enmarcaban esos ojos, que cielo irradiaban.
Su piel me recordaba a esas plásticas que solo en los museos de la antigua Italia se encontraban; se asemejaba a un blanco mármol de Carrara.
No se si era solo mi imaginación, pero tenía lan sensación que una luz celestial lo rodeaba.

Muy silenciosa y casi en puntillas caminé para no perturbarlo en su lectura, poco a poco me fui alejando; daba unos pasos y mi cuerpo giraba, no podía despegar mi vista de ese joven muchacho; aparición de dios antiguo, pensé.

El no oyó mis pisadas, o por lo menos, eso aparentaba...
Cuando ya estaba tras el, giré una media vuelta para observarlo por última vez, y vi en su espalda algo que brotó de la nada, no podía creer!
Así, celeste vi, que tenía alas...


Dedicado a mi apreciado amigo en letras Eduardo A. (Dreamer)

Como te aferras alma,
a un granito de arena,
olas que van y vienen,
dejan su huella,
¿Cómo te pudo suceder,
si habitabas
en playas serenas?
Su voz se acercó,
te ató a su vena,
ahora
ni la poesía te salva,
de tanta pena.

Alma,
¿Y con ese átomo
de roca disuelta,
quisiste construir
un castillo de arena?
Ilusa!
Persuadiste al corazón,
le revelaste
como perder la razón,
ahora te arrastra
la marea,
hacia el cielo mira,
contempla por última vez
la luna llena,
ella, la de tus secretos
dueña.

Alma,
el tiempo apremia,
de vida no resta más,
tus fuerzas flaquean.
¿Cómo te pudo acaecer,
si navegabas en playa
serena?

Noche velada y sombría...

De lo alto descienden
escasos hilos de plata,
las rosas en lo obscuro,
exhalan suspiros escarlata,
perfumes de sus almas
entre dolosa y falaz calma.

Así, en el misterio
del nocturno,
entre mis lánguidos suspiros
te marchaste.
Desde que tú
me abandonaste,
mi ser se ha volcado
insensible a la alegría,
no hay recuerdo tampoco,
del claro de tus pupilas,
vibrando entre las mías.

Solo de tu voz
conservo el efluvio,
y en mis melancolías,
selva encantada
en éter diluida,
la figura dulce,
de tus poesías...

Abro mis ojos al día,
entre temblores
de rosas sonrojadas,
y ya mi pensamiento
vuela y asienta,
junto a tu almohada.

Todavía la mente
no es clara,
pero forma silueta
tu figura,
mi alondra
se desgarra en trinos,
anhelando tu hermosura.

Y prende mi pensamiento
fuego,
veo, de tus labios
el reflejo,
en el vidrio, en el espejo,
ahora ya no soy,
de mi entendimiento
dueño,
porque te sueño...

La tarde se acerca
lentamente,
tu imagen en mi mente,
con el ardor
de una hoguera permanece,
ilusión vaga, vapor
de cielo,
tus ojos,
en claras aguas
desvanecen.

Llega la noche
se acerca el vacío,
respirar de astros...
Acaricia negro manto
una luna de alabastro,
mi pensamiento,
mi sentimiento,
tú tienes ya cautivo,
así yo vivo,
entre soñarte, desearte, amarte...

Tu sonrisa
nunca se acercó
a mis labios,
pálidos los míos,
de esperarte tanto.

En tierno capullo
el amor murió,
la soledad
nos abrazó a los dos,
tu alcoba
está vacante,
¿Y la mía?
Vacía como yo.

Somos como la misma fuente
con dos caños... (C.N.)

Si se esfuma la ilusión
que lleva un beso,
si la distancia es grande
por un futuro no palpar,
dime alma gemela,
¿Por qué ese miedo,
de tus labios
con los míos rozar?

Si verde esperanza muere,
y se pierde
en mar vacío,
¿Dime alma gemela,
por qué tienes temor
de cruzar tus ojos
con los míos?

Si cada palabra
se escapa errante,
y en infinito horizonte
se evapora,
¿Dime alma gemela,
por qué tus palabras
hasta mis oídos demoran?

¿Por qué ese temor
de encontrar en mí
lo tuyo, y en lo tuyo
lo mío?
¿De reconocer
en mi semblante,
tu alma de errante,
de descubrir en mi rostro
eso que te hace
sentirte mío?

Fuente de dos caños,
tu inspiración y la mía,
¿Por qué tienes miedo
que de ella,
brote prosa y poesía?

Y vas dejando por el camino
tumbas de recuerdos,
y vas dejando vacía,
la caja de los sentimientos.

Así es la vida amarga,
te roba,
hasta el último sueño,
no deja sueño
que soñar,
en su cruel empeño.

Ni la lluvia puede borrar
tanto sufrimiento,
ni el viento
en sus gélidas alas llevarlo,
al confín del desprecio.

Es la poesía, es la prosa
esa que brota hermosa,
del fondo de mi corazón.
Esa que tu me inspiras
es la que día a día,
despierta mi fantasía
con olas de emoción.

Si no estás presente
si quisiera verte,
si de mí ser arrebatas
y poco a poco matas,
mi gran ilusión
entonces, surge una canción.

Si de tu boca quisiera
un día cualquiera,
besos ardientes
apasionadas palabras,
y no estás presente,
surge una canción.

Si a diario sueño
con esos azules ojos,
con tu mirada en la mía,
y no existe su cercanía,
¡ay vida mía!
surge una canción.

Si mis pensamientos vuelan
y alcanzan tu lecho,
si alcanzan tu pecho,
allí, donde tu corazón se esconde,
ese que a mi amor
no corresponde,
!ay vida mía!
surge una canción.

Oh, inspiración divina,
¿por qué tanta poesía
brota de mi Lira
cuando mi pensamiento
a tu alrededor gira?

Si es solamente el dolor
el amigo de mis rimas,
el que les da color
el que hace,
que lleguen a la cima
y que colmen un verso sagrado,
entonces: ¡Que así sea!
Y !que surja una canción!

¿Qué es lo que yo quiero?
Que me regales
unos tantos días,
de esos,
con los que yo
a diario sueño.
Largas caminatas,
una pausa bajo el acebo,
un hombro
donde mi cabeza recline,
tu mano que roza la mía,
donde yo,
tu amor compruebo.

¿Qué es lo que yo quiero?
Que me regales
uno de esos días,
con los que siempre sueño,
el susurro de tu voz,
el latido de tu corazón,
que al compás del mío
yo presiento,
tu mirada que se posa
sobre la mía,
nada más, yo deseo.

Magia en las palabras,
sentir el „te quiero“,
que me regales
uno de esos días,
con los que yo,
siempre sueño...

¿Qué hubiese sido
si de esta uva,
juntos, hubiésemos
bebido?
¿Qué hubiese sucedido
si yo, con roja
tentadora manzana
te hubiese
la mano extendido?
¿Hubieses en mis redes
caído?

Y después
de una noche
de amor salpicada,
¿Hubieses abandonado
el lecho?
¿Hubieses vencido
veloz el trecho,
entre el arrepentimiento
y la duda?

¿Y yo? Oh tortura!
Sigo añorando
esa noche de desvelo,
manzana, uva, cielo...
aunque solo,
sea en sueños...

¿Qué vi en tu mirada
sino la lluvia atrapada,
fusión de mar y cielo,
rocío en la mañana,
evaporándose
hacia lo inmenso,
hundiéndose en aguas
de azules descontentos?

¿Qué vi en tus ojos
sino inquietudes trémulas,
un acercarse de tinieblas,
duda y amor
estrépito esplendor,
reflejado en el espejo
de una habitación?

Y descubrí en su colorido
toda la pasión, de un corazón
que latió tiempos sin dueño,
primavera en entrados años,
la melancolía de tus versos
el vaivén de lo inseguro,
el ansia de la distancia,
mundo,
donde no existe lo seguro...

Y aún así, me perdí en ellos,
y aún así,
me sumergí en sueños...

Son ancianos los cipreses que custodian el camino...
Encendido fuego que abraza la tierra hace el respirar casi imposible y
uno que otro caminante, se pierde en los senderos laterales que desembocan el el pequeño bosque.

El viento duerme, el fresco descansa, una que otra flor, en suspiros estalla, el agua del riachuelo estanca...

El paisaje, a pesar de lo verde, triste monotonía en sus alas agita,
naturaleza muerta, lienzo de bodegón que me rodea. Mis pasos son lentos, muchas de mis miradas se han quedado entre los cipreses atrapadas y no sabría decir si era a ti, o a nadie que buscaba.

Los latidos de mi corazón son fuertes, desesperados, mi ser te busca pero no estoy segura si al encuentro te encaminas.
De pronto surgió esa sensación en mi; sabes? Como ese impaciente esperar a tus llamadas, como el esperar de tus letras en la noche obscura, solamente de luna llena acompañada.
Me pregunto por qué soy siempre yo la que te busca, por qué es en mí, más grande la corazonada...no importa, el destino nos unió, ahora te busco entre los árboles...Cantó el ruiseñor a la hora esperada...
Oigo unos pasos, serán los tuyos? El corazón tiembla y de amor estalla...

Una esquina en mi alcoba
donde no acaricia el viento,
ese lugar tranquilo
sin quejas ni movimiento.

Donde se deslizan
las horas lentas,
donde un reloj
su eco no encuentra,
donde mi fantasía
puede jugar,
con delicioso manjar,
que desprende
de tus besos.

Doradas paredes
de plata su techo,
rincón escondido
donde mi querer explota
en mil destellos.

Ese ángulo en mi estancia
guarda tu voz,
acaricia tu recuerdo,
entre pared y pared
vivo a la merced,
de tu ser, de tu tiempo.

Refugio que cálido
amor desprende,
de ternura, lugar lleno,
aquí es tu palpitar
entre las inmóviles
manecillas del reloj,
sereno.

Aquí no penetra nada,
nada ajeno,
solo tú y yo,
es nuestro secreto...

Y en ese palpitar
de luna llena,
acogí tus versos
acogí tus penas,
brotaron en mí
tus palabras,
crecieron
con raíces secas,
las amé, las acaricié
con mi sangre las bañé
para que no murieran.

Pero a pasos de gigante,
acompañadas
de luna menguante,
súbito, fugaz
de mí partieron,
¿Qué poseo ahora?
Una raíz entre mis dedos
marrón obscuro,
manojo de rayos
de luna vieja...

Tu voz se desvanece
entre mis manos,
del cielo gime
la luna llena,
dejando sabor amargo
en cada una
de sus huellas...

Y la eternidad,
¿Cuántos días tiene?
¿Es lo que entre tu palabra
y tu silencio se entretiene?

Sí, es el infinito
que solo conoce distancia,
es de tu voz la fragancia
que hasta mí no llega,
es tu dicción
de mi cercanía traición,
que se refugia en la aurora,
mientras desgrano los días
e hilvano las horas.

Eternidad eres,
el palpitar de mi corazón
que pierde la razón,
eres del reloj el minutero,
eres mi pluma junto al tintero,
que solo comprende
de ti anhelar.

Eternidad...
Sabes tú de su verdad?

Bajo una luna curiosa
te acercabas,
yo, tras ella,
me deslizaba...

Tú, entre los vivientes,
hacia el cielo
alzabas la mirada,
mi alma desde arriba,
tu rostro buscaba,
y así, nos encontramos...

Yo arriba,
tú abajo,
acudiendo a la cita,
queriendo recuperar,
lo que en vida
no pudimos alcanzar,
conocernos, amarnos, tenernos...

Pienso tu nombre
mil veces,
siete letras
que estremecen,
inquietas
se deslizan en mi mente,
es lo último que de ti
poseo,
repetir tu nombre,
nombrarlo eterno.

Sueño tu nombre
una y mil veces,
lo saboreo...
letras azogadas
se escapan,
suaves entre mis dedos,
lo deletreo...
es lo último que de ti
poseo,
cantar tu nombre,
nombrarlo eterno...

Sentimiento,
murió en ti la pasión,
lanza y espada
atravesaron tu corazón,
sentimiento
eres un desnudo,
ya no llevas
ni tintero ni pluma en la mano,
ya, no posees hermano,
sentimiento, eres mudo...

Sentimiento que entre llamas
quemas, mueres, sangras,
y con sangre púrpura
los días manchas,
hoy, vistes de obscuro,
un blanco no tiene más lugar,
se hundió con el penar,
sentimiento...
huiste con el viento...

Ahora...
rígido yaces en el sepulcro,
gélido invierno te rodea,
azuladas perlas,
lagrimas envueltas,
no se puede más llorar,
eterna condena, fue el amar...

Amor pequeñito
creciste como un gigante,
hubieras podido ser fiel,
locura alucinante.

Amor pequeñito
en mi corazón anidaste,
allí, mi ser alimentaste,
pero huiste, te alejaste,
ligero tu paso, errante.

Amor pequeñito
ahora eres grande,
tú, no pudiste amarme,
ahora soy yo,
quien no puede olvidarte...

Y allí estaba yo,
recostada sobre un puente
de rayos de luna llena,
alimentándome de sueños azules
de sueños secretos,
esperando que se abriera
del olvido la última puerta,
mientras cada vez más
en el firmamento,
escaseaban las centellas.

Un perfume me rodeaba,
nacido de aquel jardín
de tus palabras,
contemplaba en la obscuridad
el confín,
el final de mar y cielo.

La noche me abrazó
como el ala de un cuervo,
quise componer una sinfonía rosa
quise atrapar mil mariposas,
pero solamente me perdí
en el cosmos de mi conciencia.

Inefable experiencia
inefable existencia,
y entre las viscosas nubes
de un cielo gris tormento,
se precipitó eternamente
sopor incorpóreo, negro...

Ilusión que carece de forma,
y en la noche
de tronchado cielo,
bajaste de tu Olimpo
de estrellas,
allí perdió lento
mi rostro, su consistencia...

Si tú marcharas un día
por esos parajes,
que una vez juntos
soñamos caminar,
si el destino
después de tanto tiempo,
prepara un encuentro,
dime, ¿Encontraría
tu corazón abierto,
oiría yo su cantar?

Y si yo su tonada
reconociera,
¿Sentiría en mí
esa voz que una vez
me hizo vibrar?
¿Crees que yo
en tus ojos,
me podría reflejar?

No lo sé,
pero le pido a la vida
que al cruzarse nuestras miradas,
perciban ese latido,
ése que en compás se agita,
y espero que
en ese momento todavía,
podamos a la par,
soñar...

¿Soy acaso poeta
porque juego con las letras,
porque en líneas las acomodo
porque les busco
en la simetría un lugar,
en la rima un pulsar?

Porque mi corazón
es del alma hermano,
y llevo la dicción en la mano,
porque en mi fantasía
convierto el anochecer
en amanecer,
porque tristeza
entre versos tejo,
y al dolor
dorado lugar le dejo,
¿Soy poeta por eso?

Porque las liras de los dioses
en trova las convierto,
porque las Musas
son mis amantes,
aunque no
conozca su semblante,
porque transformo
cada lágrima en letra,
porque altero
música en ironía,
y esa en poesía,
¿Soy por eso un trovador?

No soy un bardo
ni una rapsoda,
soy una simple mujer
de versos y rimas beoda,
que en simple poesía
ofrece al los dioses Odas,
que ante el mundo
su alma desnuda y deshoja,
por eso dicen mis amigos
que tengo de escritor vena,
¿Soy por eso un poeta?

Dejad que hoy lleve
la máscara de la sonrisa,
espero no me la arrebates
ni tú, leve brisa,
todo el día la vestiré,
sí, lo intentaré,
aunque tras ella
verdad y realidad
se encuentren,
aunque tras la careta
la amargura, muestre su figura,
y un corazón al desnudo
toda su tristeza manifieste,
pues ahora carece de dueño,
pues ahora, carece de sueños...

Antes, tupida luz de sol,
de belleza los cánones,
ancestrales árboles
inmaculados pastos,
renacido encanto
hipnótico el paisaje...

Sutilmente vibrante
entre voz pastosa
y susurrante,
así, precipitado, de repente,
aparecieron las cruces
en el camino,
la vista ocultaban,
densas colocadas
marcando el cruel destino.

Grávidos los maderos
apiñados en el sendero,
altas, bajas, pesadas,
cruces confeccionadas
para perturbar la mirada,
ante el titubeo
de este mi corazón,
en aleteo.

Trato de esquivarlas,
del camino apartarlas,
una a una aniquilarlas,
pero no es posible
me las regaló Fortuna,
aunque existe una
que lleva un „Te amo“,
en las entrañas marcada.

Y así, bajo extraño
cielo nocturno,
desolado el paisaje,
en letargo atrapada
triste, taciturno,
contemplo la cruz
más grande y pesada,
la más cruel y malvada
la que lleva el „Te quiero“
grabada.
Si, en eso consiste la jugada.

Cada vez que me despido,
y ese es el castigo,
pozo humeante,
en la garganta
queda ahogada,
quisiera decirlo
quisiera gritarlo...Te quiero!
Lo puedo,
lo quiero,
pero no debo...



PD: Venero y respeto la Cruz como símbolo de
nuestra religión, aquí la menciono como „el destino
que cada uno tiene que cargar“.
No es mi intención ofender a nadie al decir por
ejemplo, “cruel y malvada“, espero me comprendan,
Gracias!

Eres en mis pensamientos
prisionero,
noche y día
en ellos palpitas,
y no marchitas
porque de verdad,
te quiero.

Vives en la cárcel
de mis celos,
en las ansias negras,
en las angustias grises
de mis desvelos,
y tu morada es este mi cuerpo,
que te ofrece cielo...

Las imprescindibles letras
que de su pluma vertían,
eran ya espejo de su alma,
infinitos brotes reunían
que, mientras ella los leía,
le obsequiaban calma.

Palabras que ella amaba,
palabras que, un lugar buscaban,
apacibles, sublimes, calladas,
al paso de su ser
sobre su corazón reposaban.
.
Del vino bebió en sorbos,
en copa etrusca la mañana,
barrocos cantos sus rimas,
se presentó en ardiente sol,
rojo infinito que quemaba.

Ahora contempla la copa vacía
rebosante de una nada,
desbordantes sentimientos
envueltos en triste mirada,
dile donde están tus letras,
donde tus promesas,
donde tus palabras...

Allí quedaste, amado,
sin abecedario,
sin fechas en el calendario,
sin un recuerdo que palpar,
sin una caricia,
que recordar.

No hay nada
que evoque,
nuestras manos
rozar,
ni de donde traer a la
memoria,
nuestras miradas
al cruzar,
se escapa, se esfuma
con suave espuma,
tu figura al caminar.

No fue palpable
el momento,
fue todo fantasía,
mis letras, tus palabras
todo se perdió
en alegorías.

Ahora, hablamos
con el silencio
negro y sombrío,
lanzamos palabras
al aire,
palabras que se deslizan,
en un cruel vacío.

Allí quedamos
amado,
sin calendario,
sin un recuerdo
que palpar,
sin una sola caricia,
que poder recordar...




Commedia dell`Arte 1827

Que no cantemos
a la vida,
odas ardientes,
cantemos a la vida
odas de muerte,
que el vaso está vacío
que la fuente,
carece de afluente...

Liláceo el color,
mórbido olor
que la flor acompaña,
te desvaneces,
dejando vacía mi alma
robándome la calma,
y desapareces...

Color,
entre pétalos te escondes,
si te asomas
mi vista hieres,
porque eres,
efímero, poco fiel,
bien sé
porque así prefieres,
eres, como el amor,
que tú sugieres.

Navegué así a la deriva
sin rumbo, sin meta,
en frágil goleta,
entre neblinas perdida
espesor que teme la vista,
en una mar embravecida.

Recorrí de los mares
su profundidad,
ya en letargo sumergida,
indecisa, casi inconsciente,
con la mirada presente
de sus azules ojos,
que me perseguían
que me herían,
líquidos confundiéndose,
de la mar en lo salitre.

Aquella noche se fue
llevándose consigo el día,
y sigo en sueños besando
la mano que con una terneza,
no corresponde.

Vi astros diluyéndose
en un espacio eterno,
eran tus señales perdidas,
todas y cada una,
en extraño universo.

Allí nació la duda,
recostada, entre obscuras
manecillas,
respuestas,
que a más preguntas conducen,
gemido piadoso,
caos de dura arcilla.

Carecen de vaivén
las olas en sus tumbas,
ausencia de tu amor,
y en el aire estancados,
los vientos se marchitaron.

Silencioso abismo,
nubes que perecieron
al reconocer,
que no nos podemos tener,
nocturnidad que luz apaga,
no poder amar,
con negra sangre se paga.

Estela de luto
vestían los cometas,
esos que un día
felices en la distancia
su mirada perdieron,
cada noche
del cielo se desprendían,
yo, en mi regazo,
triste los reunía...

Tú, dulce tentación,
perfume de mil rosas,
vagabundo de mil poses,
éter y viento
en gotas de llanto disuelto;
dime, hacia dónde te encaminas
tan resuelto?

Mi brazo se extiende
para alcanzar tu abecedario,
mi mano en puño se cierra
de algunas palabras en espera,
aprieto el vacío
que entre mis dedos se escapa,
mi sombra tiene miedo
de no encontrar nada.

Se derraman
pálidos vapores sobre mis laderas,
moviendo ráfagas
de vientos matinales,
ausencia de tu voz
mudas pendientes,
ningún mensaje.

La luz de la luna fluctúa,
dejando
un enrarecido aire,
las brumas juegan
sigilosas a mi alrededor,
extraño el paisaje.

La claridad se debilita,
el esplendor de la
luna se ha apagado,
solo rojas llamas
queman sobre ella,
querellas, querellas,
es mi vida,
en un instante
comprimida...

Lo traicionero del tiempo
es ver como se deshoja,
como cae
en gotas lentas,
sentir, como
de sangre se alimenta.
Lo traicionero del tiempo es,
tu ausencia...

La vida es esa que te espera
a la vuelta de la esquina,
con la mano levantada
para darte la bofetada,
es esa que no tiene conciencia
la que no tiene paciencia,
es la que te tortura
hasta poner
tu alma dura.

La vida es mordaz
es un capataz,
es cruel, es ingrata
los sueños arrebata,
no sabe de compasión
no sabe de perdón,
no sabe tender una mano
es un infiel hermano,
lleva dos cartas en sus manos
la de la muerte
la de la suerte,
las reparte como quiere
sin escoger al paciente.

Te encamina al borde del abismo
para hundirte en cataclismo,
te lanza en lo profundo
donde no hay red ni clemencia
donde bondad, carece de presencia,
la vida es maldad
es autoridad,
con el amor te engaña,
sin pudor,
te desgarra las entrañas.

La vida te enseña
que el beso es mentira
que es una mueca en el rostro,
primero te conquista con sonrisa
para después alejarse de prisa,
la vida te engaña
es maraña,
la vida es sangre, pena, condena,
es ruda, es severa,
es penuria, es amargura,
es negro sobre negro
donde raro aparece el blanco,
la vida te enseña
que aquí
es ella la dueña!

PD: Leí el poema de nuestro compañero Jesús Román Romero,
una poesía escrita con una pluma joven, me inspiró y el resultado
fueron las anteriores letras.
Gracias Jesús por su inspiración y por permitir nombrarte.

Yo a esa „Vida“
le puedo agregar unos puntos,
tu „Vida“ y mí „Vida“
hacen buen conjunto!

El entorno es encantador. Maravillosos frescos en las bóvedas y en las paredes, atmósfera Imperial, es un pedazo de la antigua Viena que invita a María entre sus paredes soñar...
Aquí, bien acomodada en un sillón de felpa roja, con pluma y libreta a su lado, disfruta del ambiente.
La usual taza de chocolate la hace pensar el por qué en tiempos pasados, se le llamaba „la bebida de los dioses“, y aquí en este café en el centro de la ciudad, sabe especialmente a cielo.

Hoy no está María sola, la acompaña su amigo Leonardo quien con un tono de queja dice: Hoy he venido media hora más tarde que lo acordado y encuentro tu página vacía, que te sucede?
Eso nunca lo he vivido, siempre cuando llego ya tienes tu cuaderno cargado de „impresiones“como tu las llamas.
¿Dónde estas inspiración divina? Exclama María- hoy se quedó dormida entre los pliegues de mi sábana- y remata la comversación con un profundo suspiro.
Aquellos dos tortolitos, mira, un buen motivo para un poema- dice Leonardo,-aunque siempre el mismo tema...nada original...
Mira Leonardo, tú, porque le huyes al amor, porque temes ser amado...

Un corto silencio se apoderó del aire que respiraban, hasta que Leonardo lo rompió con la pregunta:
María, tu sabes lo que es enamorarse?
Es sufrir lo indecible, pasarlo mal!
Pues primero buscaré la definición en el diccionario, contigo hay que tener cuidado...
Pero a decir verdad Leonardo, tu eres negativo, le tienes miedo a los sentimientos.
-es también llorar la felicidad- agrega Leonardo.
-eso ya está un poco mejor-responde María, -y continúa-
Mira aquí tienes mi definición:
Enamorarse es...
Llevar al amado en el corazón noche y día,
gozar de su compañía,
soñar cada segundo su mirada,
es, al escuchar su voz, desvanecer...
es volver a nacer,
es acariciar sus mejillas
aunque tus manos estén vacías...
es llevar su fotografía pegada al pecho,
aunque el vestido sea estrecho, (sonríe maliciosamente).
Es sonrojarte por cada piropo,
es ver en él un dios antiguo,
es ver el mundo rosa
y en tu estomago, mil mariposas...

Leonardo agrega:
Soy un Principe encantado,
la bruja hechicera me convirtió en rana...
Y todo termina con un beso!
Y con un gato maullando a la luna,
subido en un tejado...

-Pues ven rana! Dice la maldosa Dama!

Y colorín colorado -agrega Leonardo con una sonrisa en los labios...

Este amor es mejor
que cualquier novela
de Corín Tellado!

Escribo una poesía
entre tus poemas rosa,
trova de sublime canción
que mi alma envuelve y roza.

Cómplice del viento
estático el momento,
arrastra fantasía y verso
bajo techo color argento.

Astros que uno a uno
despliegan alas en el firmamento,
amparo que bajo sombra llora y quema
al explotar triste segmento.

Escribo esta poesía rosa
que de amor por ti rebosa,
oculto tras seda el duelo
buscando a tu lado, consuelo...

Del cielo cayó
de lluvia una gota,
y se convirtió en mariposa.
De seda sus alas
el oro del trigal rozaban,
y soñaba...

Voló hacia el río
vio fuente y cascada,
sus alas
humedeció en rocío,
y soñaba...

Etéria en el aire
surcó caminos
por el viento ya trazados,
vio valle y montaña,
colinas, que la primavera
bañaba,
y soñaba...

Sus alas sublimes
hasta el mar la llevaron,
navegó con las olas,
se sentía sola,
la espuma acariciaba,
y soñaba...

Sobrevoló un caserío
de blancas paredes
y techos de rosa,
contempló como el sol
sus angostas calles besaba,
allí, descubrió tu mirada,
y quedó prendada...

Sutil mariposa
dulce, primorosa,
eres de nuevo gota,
en vago azul te evaporas,
alza hacia el cielo vuelo,
piérdete en sus ojos,
y suéñalos...

Sus ojos de almendro,
de espejos azules
sus pupilas enmarcadas,
hilos plateados
en la espesura perdidos,
de su cabello ceñido.

Pintor, vierte tu paleta
de arcoíris cargada,
sobre las espigas
de su cuerpo
que en terrón fértil,
tierra húmeda, mojada,
de sus vestiduras despojada,
espera paciente Ceres
de ser retratada...

Aceptando el reto de nueve palabras de @EnidIsáis;
Espejos, Hilo, Espesura, Pupila, Terrón, Espigas, Almendro, Mojado, Paleta.

Que hay detrás del maquillaje,
del color, de la sombra que intenta
ocultar una mancha,
la mirada que se esconde,
y el beso que se oculta.

Vio mi rostro nudo
sin pintura, sin colorete,
no tenía tras que esconderme
ni máscara que ponerme.

Contempló mis ojos desnudos
de mi ánima dos espejos,
sin careta ni antifaz,
y entre algodones
yacía el disfraz.

Él, que ya vio mi alma
y se quedó a ver como caía el atrezo y el personaje,
quizás no le gusto pero se quedó
y sin filtros ni máscaras me vio.

Enmascarado disimulo,
filtro, maquillaje,
excusa
para quien rehusa,
mostrar
de lo que es capaz.

Minutero,
en caja hermética atrapado,
riguroso, enemigo conciso,
eres instante,
minucioso, preciso.

Cuando la juventud
se acerca,
¿Por qué caminas lento?
Cuando la hora
se avecina,
cuando el adiós ronda el momento,
horario, minutero,
ustedes que marcan las horas,
¿Por qué no nos regalas tiempo?

Entre amanecer y anochecer
silencio eterno,
lapso, espacio, intervalo,
marcas el paso,
me persigues,
sellas los minutos
vuelas al compás del viento.

Manecillas:
Si yo pudiera,
si yo supiera
de alguna manera,
cómo entre mis manos,
retener el momento...

De tu ático
en una esquina,
se encuentra
un baúl rosado,
dorado su candado,
y dentro tus recuerdos
de niñez y juventud.

De tu familia
distinguida,
allí se encuentran
muchos años,
de jovenes y ancianos
hay objetos olvidados,
objetos pálidos
por el tiempo,
entre pliegues arrugados
algunos destrozados,
objetos de antaño
que llevas en el corazón.

Mira este bello abanico
de marfil confeccionado,
el País,
a mano pintado,
en el teatro
objeto apreciado,
que tu madre
a menudo usó.

El color desvanecido
de las rosas
en el sombrero,
mira que poco a poco
pierden su forma,
sería mejor
ponerlo en horma,
sería triste perderlo,
la cabeza de tu abuela
tantas veces adornó.

Aquí,
la foto de tu abuelo,
¿Y este pañuelo?
de lino
y bordado el monograma,
de perfume una gota
amarilla mancha dejó.
¿Este diario?
entre sus páginas
rosa seca,
dentro, tal vez
lágrimas secas...
Y este rosario
¿Cuántas veces
sus dedos recorrió?

Cierra el baúl,
ya veo como tus ojos
las lágrimas invaden,
deja los recuerdos para otro día,
lee mejor mis versos
son fantasía,
pónle al baúl candado,
no siempre
como imaginamos
fue el pasado,
un sueño dorado...

Quiero que mi pluma
vuele sobre el viento,
que en su movimiento
mantenga el compás,
que capture cada letra
y la ponga en su lugar.

Que visite mundos raros
nuevos para mi versar,
que recoja los olores
de aquellos lugares,
que no conocí jamás.

Y en su paseo
por el universo,
me enseñe un poco más,
de la vida, de dolores,
que repartidos
por el cielo están.

Quiero que mi pluma recoja
las últimas letras,
lo último que tengo
por contar,
esas que habitan a tu lado
las que no encuentro
en ningún otro lugar,
esas que son tuyas
esas que de ti se desprenden,
con el perfume
de tu veracidad.

Sueño que esas letras
no se acaben,
que esperen
hasta mi final,
quiero que acompañen
tu silencio,
que besen tu lugar,
que acaricien tus mejillas
que confiesen mi verdad,
que te muestren el „Te quiero“
aunque ya,
no respire más...

¿Cómo pude tu amor atrapar
entre las líneas
de un pentagrama?
Amor que pudo llenar
mi pauta musical,
aunque al inicio le bastó,
recostarse en un tetragrama.

¿Cómo pude encerrar
tu amor en cada renglón?
Pero de tu corazón
rebelde pasión,
hizo revuelta entre las líneas.
Cuantas veces me cantó
un „Allegro grazioso“
aunque yo quise bailar,
„Minuetto afettuoso“.

Después fui yo quien descubrió
el „Tempo affrettando“
era adicta al „Vivo“,
„Allegrissimo“, „Prestissimo“
las leyes del „Tempo“ violaba
eran tanto los „Altos“
que del pentagrama escapaban,
mientras tú te escondiste
tras un „Larghissimo“
y me enseñaste „Allegro moderato“

Tantas musicales notas
escondidas en el pentagrama,
Claves, Silencios y Compás,
yo „Accelerando“
tú „Ritardando“,
y también preguntando
por qué no cantamos
„Lo stesso tempo“,
„Tempo giusto“ „Poco a poco“...

A veces jugamos con un „Andantino“
otras veces con „Adagietto“,
aunque el amor se pierda
entre armonía, ritmo y melodía,
de un „Larghetto“...

Musa,
¿Que color hoy me regalas?
¿Un gris obscuro como el día,
en que me dijo
que ya más de mí no quería?

¿O me obsequias un plateado
con suave tono de dorado,
como las ondas de su voz
en lenguaje bien modulado?

Mira Musa,
lo que yo necesito es un rosado,
unas veces fuerte
otras atenuado,
para ver su mundo y el mío
como un lienzo de Raffael,
donde yo lo sueñe a él
a mi Caballero azulado...

Ya era noche...
Solamente una lámpara pretenciosa iluminaba el lugar.
Ausentes estaban los coches, los peatones, los niños con sus abuelos, y los enamorados también.

Una tibia brisa acariciaba el pasar, pero de los árboles, ni una hoja se movía, recostadas en las ramas, fresco aire respirando, lo verde ya no quería moverse más. Así, en el marco de ese paisaje gastaba yo la suela de mis zapatos, unas veces de prisa, otras lento mi caminar.

Al dar la vuelta de la esquina y bajo uno de esos faroles de gas, te vi por primera vez. La luz que tenue se desprendía, hacía de sombrilla a tu alrededor, sobre tu figura, sobre tu cabeza, asemejaba de un santo el resplandor; tus ojos chispeantes, aunque un poco cansados me miraron...fue un reto, se desprendió del cielo un rayo, se convirtió en suspiro que mis labios no dejaron escapar.
Pasaste junto a mí, seguiste tu camino, yo, el mío, dimos unos pasos, cada quien siguiendo su destino, pero los dos al mismo instante giramos la cabeza, cruzamos la mirada, supe, ese es el amor mío, el corazón no engaña...

Fulminante encuentro en un efímero momento, de un verano en tu ciudad...

Ya no cabe un cuento
ni fantasía en mi edad,
donte te recuestas, sueño,
en tu incansable busca
de felicidad.

Donde los labios tiemblan
al quererte acariciar,
allí las palabras sobran
allí de más estan.

Pero si no pronuncio hoy
un „Te quiero“,
tiempo ya no queda más,
¿Y si mañana muero?
Me llevaré entre mis labios
eso que no pronuncié jamás.

Nostalgia en ese amor no entregado,
en mi edad no cabe un cuento,
ni una fábula, ni un refrán,
¿Y para los sueños?
Para esos, no hay lugar...

Quiero que aprendas
de nuevo a volar,
y alto sea tu vuelo,
que extendidas tus alas,
tu piso sea el cielo.

Aguila volante, etéreo
quiero que jamás
vuelvas a pisar suelo,
que tus alas desplegadas
poryecten sombras
sobre la tierra,
y yo desde abajo
contemple feliz su anchura
ver como de nuevo lo azul
puedes surcar,
buscando entre las estrellas
tu lugar...

Que tus alas no rocen más
llanuras y desiertos,
de lo alto solo deja caer
tus prosas y tus versos,
yo recogeré tus letras,
quédate arriba
ese es tu lugar,
entre lunas, satélites y planetas...

PD: Dedicado a un amigo Poeta.

Palabras que no busco,
están en mi ventana,
palabras en el umbral
de mis entrañas,
buscarlas no necesito,
cuando tu nombre musito
todas tienen alas,
vuelan hacia mí
invaden mi cuerpo
buenas y malas.

Palabras que nunca vi,
nuevas palabras nuevas
que tejen como arañas,
quedan de mi mente
prendidas,
alimentandose de la nada.

Vuela letra por letra
palabra por palabra,
unas acarician mi rostro
otras dando bofetadas,
lo relevante es
que cuando pienso en tí,
que vuelen hacia mí,
y fecunden,
esta alma agitada...

Áurea de vanidad tienes
mustia flor,
mórbido color
desprenden la mesura
de tus pétalos,
unos se aferran
otros caen y se alejan...

Sobre la mesa ovalada
bella naturaleza muerta...
Flor marchita
todavía acariciada por lo verde,
el día te regala unas horas más,
para que puedas contemplar,
como se refleja
tu tenue belleza en el florero,
como tus pétalos uno a uno
en lánguida caída
se desprenden.

Flor...
Áurea de vanidad,
áurea de dignidad
hasta la muerte...

Tu alma,
casa de dos puertas,
eres velero en mar abierto
eres aquel que canta el alba,
eres náufrago en un puerto.

Ánima de bohemio
tras rejas atrapada,
camino a lo divino
de la fuente escapaba,
vives sin vivir
te alimentas de lo santo,
a veces quieres y no quieres
y me haces renacer,
en mi vestidura de alabastro.

Te conocí en el camino
a mil leguas yo distante,
vi tu espíritu llorar
sabía que era errante,
te quise retener
pero supe comprender
en ti al caminante.

Misterio en la voz,
a veces quieres y no quieres
llevarme de la mano,
te esperé bohemio,
en vano...

Escribiré miles de versos para no pensarte, que las palabras llenen mi
mente en tu lugar,
porque es más sencillo entender el arte a saber amar.
„Saber de arte“, de Martha Cruz.

Uno de tantos para no pensarte
con ellos trato el insomnio mitigar,
cuantos versos de la fuente del olvido brotan
tengo cada espacio en el día que llenar.
Entre minutos, entre segundos
palabras tras palabra acomodar,
¿Y cuándo descanso?
No más las agujas del reloj desmontar,
trato de no pensarte
y me pierdo cada instante,
entre el arte
tu lugar,
y el no saber amar...


PD: Quiero agradecer a mi compañera de letras Martha Cruz
por permitirme utilizar su poema, que en realidad fue mi fuente
de inspiración, gracias Martha!

Sobre la colina se desliza un verde insaciable.
Detrás del molino de viento, de blancas paredes untado, se divisa la casita, pequeñita de dos cuartos.
Sus muros dorados por el tiempo reflejan un sol amarillo pálido y, una y otra vez circundo su jardín bien cuidado.
El manzano lo plantó Eva; para tentarlo...rosas blancas y rosadas para adornar la estancia y un banco de madera en el ángulo de la baja muralla donde el viento, tiene prohibida la entrada.

Sentada en ese banco te espero, siempre te espero...
Las cuatro estaciones conocen ya mi mirada; puesta en el camino y con ansias fijan mis ojos los árboles que acompañan el paso de caminantes que suben y bajan el pequeño altozano.
En el invierno, copos de nieve se amontonan a mi lado, pienso, en tu cabello cano...
Bien te sentaría estar a mi lado, la leche tibia, tus galletas y el asiento para ti guardado...
Siempre te sueño, junto con la casita, pequeñita de dos cuartos...

Sobre el rostro
se posa la alegría...
Aunque no estés presente
tan lejos pero cercana,
siento tu compañía.

Versos esparcidos a la distancia
atrapados en la lejanía,
rima, prosa, poesía
se disuelven en el horizonte,
cuando el viaje se emprende
a aquellas tierras
que no son las mías.

Tomo tu retrato,
repaso tus facciones,
las palpo, las siento
y veo como el viento
las acaricia,
desbordando sueños
a su encuentro.

Si a dos pasos estuvieras
¿Cómo decirte te quiero?
Buscando palabras
del cielo las bajaría...
Encuentro bajo aquel árbol,
extiendes tu mano,
la respiración se detiene...
Recuerda dejaste una estrella
atada en el camino,
nos servirá de lámpara
iluminará tu huella,
tenue luz
que sirve de vestido.

Tú y yo,
tomados de la mano
para caminar juntos,
el resto del camino...

Jugando suave la brisa
entre las hojas se desliza,
acaricia el follaje
callado lenguaje...

¿Dónde vas, del cielo
misterio,
dónde te escondes?
¿Qué camino sigues,
a quién persigues?
Dímelo pronto
tengo prisa,
tal vez buscas como yo,
el amor que ya murió...

¿Dónde se pierden los besos
los besos nunca dados?
Suspendidos de un cordón
en nube bien atados.

¿Dónde estas perdido beso?
Te siento
entre las sombras recostado,
en el limbo, en la penumbra,
abandonado, olvidado,
recordando que en tus latidos
había sueño, había sentido.

Ahora, te revistes de húmedo,
amargo, salado,
en ansias empapado,
¿Dónde te escondes
beso nunca robado?

Rastros tuyos en el camino,
luceros apagados...
¿Dónde huyen ellos,
los que,
nunca tus labios rozaron?
Dormitan en mi regazo
esperando el día,
que despierten en un abrazo.

Eras Tú quien regalaba
a mis versos los colores,
esos inseguros
entre el gris y el obscuro.

Esos de púrpura y sangre,
de pasión y emoción
bañados en bermellón,
y aquellos transparentes
veladuras sobre mi lienzo,
como se evaporaban
como desvanecían,
genial Maestro
le obsequiabas Tú,
colores a mi poesía.

Sabes? En mis Elegías
Tú pintabas los matices,
aquellos negros como un pozo
profundos como calabozos.
Y de lila, verde y amarillo
se engalanaban mis paredes,
rosa solo fueron,
los velos sobre mis ojos.

Colores revestidos en oro y plata
fuiste Tú quien alimentó,
esa mi Musa insensata!

Escuché como tu violín lloraba...
Hasta llegar a mis oídos
esas notas en poesía
flotaban.
Magia del momento
en un salón iluminado,
y aunque de cadencia
la orquesta rebosaba,
mi mirada
a ti te fijaba.

Eterna música que a la puerta
de mi alma vacía golpeaba...
Violín, timbre, acordes,
pensamientos,
no era un canto, era llanto
y juntos lloramos.

Te imaginé
sin instrumento,
indefenso...
Beso que en el aire
estalló,
sin regreso.
Te tocó mi sentimiento
ya que por un momento,
tus ojos
con los míos cruzaron...

Lazos, sedas, rasos,
chaquetas de brocado,
blancos los rizados,
hebillas en el calzado.

Van y vienen los tontillos,
senos hermosos
atrapados en petillos,
circundan los cuellos,
perlas, velvet, camafeos.

Diez y ocho el siglo,
verdes laberintos
en jardín bien recortados,
sueña la Dama
con el Poeta
lenguaje refinado,
todo entre comillas
de una tarde „tête à tête“
en el lago a sus orillas.

Soñador, que manejas el lenguaje
delicado, fino, suave,
entre flores adornado,
De Laclos, Bécquer, Stendhal
modales estilizados.

La chispa salta, brota,
de corazón a corazón rebota,
se encienden las mejillas
ante declaración de amor,
Oh Poesía!

Cantas tu pasión
bajo el color,
de una tarde de verano...
Derramando frente a frente
diciendo lo que sientes,
Dama, Poeta soñador,
revestidos en azul celeste.

Antes que la nube
teja su manto,
antes que los astros
al viento,
lancen su llanto,
allí te esperaré,
sin ropaje
sin carruaje,
en resplandor envuelta,
con el alma en la mano,
caja vacía
porque aquel día,
te la regalé yo.

Yo solo puedo esconderme
bajo la sombra de tu poesía,
tras la línea de tu verso
y sujetarme desesperada,
de la rama de tu fantasía.

Si envuelto en velo encontrara
ese amor que me abrazara,
el que quema mi pensamiento
en ti pienso:
dulce flor, bañada en sentimiento.

Regálame un beso
escondidos detrás del espejo.
Si tu imagen a espaldas
de los amantes se esconde,
si agitado no sabe donde,
buscar amor, poesía y beso,
te pido:
juntalos como corresponde.

Regálame los tres atados
con rayos de mañana,
con soles de luna
envueltos en cinta de seda,
papel brillante
color de ensueño.

Tu que tras dos amados
te ocultas
confundiendo mi vuelo,
¿Quién eres tu?
¿Cuál de los tres? ¿Cuál de los dos?

Enséñame tu figura,
no puede ser
que un amante se esconda
tras palabra, tras poesía,
que el otro busque escondite
tras la misma fantasía,
y tu busques refugio
a la orilla de mi almohada.
Unete a poesía, palabra, fantasía
escóndete tambien aquí,
bajo el calor de mi frazada.

Corazón,
tienes siempre que lamentar?
Aprende la soledad a soportar,
así como en otoño los días
al sol poniente,
lo despiden sin llorar...

Aprende corazón por amor
renunciar al que amas,
aun cuando desangras
y la esperanza,
lenta, en gotas se derrama...

¿Ves como la hoja
el viento estremece?
Asemeja mi alma
que temblando,
en dolor adormece...

En la noche obscura
aquel lucero que su luz
prende y apaga,
es mi alma
que en segundos
de triste claro,
por la noche vaga...

Pájaro muerto
encontré en el camino,
cayó de su nido,
así mi destino,
en cuerpo hueco
surcado el epigrama,
y entre versos,
su dolor derrama.

En tus palabras me recosté, soñé, con ellas me cobijaba, eran el hombro que me faltaba.

Entre ellas me escondía, bajo ellas me abrigaba, con ellas navegaba, eran velero en un mar agitado; en ellas me bañé, eran mojadas, en sus olas me dejé llevar hasta arrastrarme en la playa.

También hacían de cueva, allí donde rápido me refugiaba, cuando el día hostil me maltrataba. En tus palabras conocí la eternidad de un beso y el embeleso que envuelve, de la noche la espera...

Cuantas veces en una „T“ recostada en lo alto volé, mundos nuevos conocí, a la distancia ángeles vi, mundos raros, apariciones, visiones surgidas de un cielo y de nuevo evaporadas. ¿Cuantas nuevas palabras le regalaste a mi diccionario?

En tus palabras reí, las gocé a carcajadas!

En silencio me mostraron, donde sólo habla el amor, sin decir una nada...

Tus palabras eran muralla de una ciudadela en un mundo pasado, tras ellas había amparo, ese que necesitaba, oh si! Cuantas veces me aferré a cada una de ellas y una y otra vez, como buena alumna las repasaba...

Llegó aquel día, las busqué, y el día carecía de palabras, surgieron signos de interrogación y los de admiración como palos me golpearon; cuántos puntos suspensivos desde ese día, frente a mí pasaron...?

Palabras que dijeron mucho; y hoy? No dicen nada.

Benditas tus palabras, en la caja vacía de mi alma, con ternura las tengo guardadas, aunque hoy, por Dios! no digan ya más nada...

PD: Compañeros de Poémame, mi primer Prosa.

En dos partidos
el trino y su canto,
por seguir de extraño astro
el rastro...
La luz que lo quemó
fue ardiente,
de un satélite mudo,
creyente.

Ahora que su cuerpo
de la duda brota,
sin saber
donde rehacer su nido,
si con un árbol
y otro tropieza,
si no sabe donde termina
donde empieza,
si los ríos le bañan,
si caudales
le arrancan las entrañas,
si busca un techo,
si su corazón se pierde
entre lo negro y la amargura,
si bebió, comió, respiró
en mares de amor,
ilusiones en aires de ternura...
Ahora...

Busca suelo bajo tus pies,
alguien que te ame
con locura,
pájaro no puedes volar
porque tus alas
carecen de plumas,
porque tus alas
solamente son,
vapores de espuma.
Vuela pájaro en el olvido,
¿Cuantas lunas
para olvidar lo vivido?

¿Cómo retroceder el reloj
y eso, no cien años?
Simplemente unos meses
los últimos pasados,
¿Cómo borrar cada cifra
en el negro calendario?
Tic tac, tic tac,
día por día, hora por hora
hasta que estalle,
de nuevo la aurora...

¿Cómo borrar del aire
amores tejidos en fantasía?
Que se esfume por siempre
el sueño, ese no vivido,
que se ahoguen en el infinito
las promesas mal prometidas.
Ir y venir de sentimientos
palabras escondidas,
palabras escritas todas
en hojas de una mentira,
cada poema desangra
la misión no cumplida.

No hay rencor,
solo infinito dolor,
¿Qué me regaló la vida?

Llegó hasta mi oído
música, poesía,
me tomó de la mano,
dulce, paciente enseñando,
con palabras que atraviesan
corazón, alma, sentidos,
voz que me despoja
despacio de mis vestidos,
suave melodía
con énfasis abrazando,
y mi cuerpo entre tus palabras:
Quemando...

Conoces muy bien el camino
conoces la puerta ya abierta,
arrebatos de son, éxtasis de sonido
acordes vocalizas.
Desbarata el temor,
hazlo trizas,
subo, bajo y vuelo,
tu que habitas en mis ansias,
tu que animas mis desvelos.

Un ramo de notas doradas
para adornar mi cuerpo,
mira que con tu última sílaba
se acaba,
lo que tan adentro siento,
voz mágica, voz profunda
voz que mi ser fecunda,
poesía atada en mar y cielo,
tu dicción, tu canto
mi amor, tras tu vuelo...


Para mi inspiración C.

Es una luna radiante
la que me saluda desde arriba...

Aveces pienso:
No tiene pudor
esa luna llena,
tan brillante, tan desnuda,
como se me presenta!
Me tienta...

Me dice, toma tu pluma
dibuja unas manchas
sobre el papel,
copia los lunares de mi piel,
mañana
no seré la misma,
mañana tal vez no quiera mostrarte
parte de mi semblante.

¿Y si tengo frío?
Me cubriré con un velo,
o me ocultarán
cien pájaros en vuelo,
hoy es tu oportunidad
aprovecha mi vanidad,
derrama versos de plata
hilos de mis rayos arrebata,
mira que a tu cuerpo
mórbido color le regalan.

Soy Selene, insesnsata.
Inmortalízame en un Verso
que se entere el Universo
que hoy,
luna blanca y radiante,
luna sin pudor y desnuda
te regaló alas,
que no me escondí tras velo
que te regalé sueños,
que tejí tu ropa de cama
te besé las mejillas,
y me deslicé sin prisa
para dar lugar al nuevo día...

Cuantas veces sueño
que mis brazos,
de alas toman forma,
alas fuertes, poderosas,
que alzan vuelo
y atreven,
acercarse al cielo.

Cuando las extiendo,
un sonido desprenden
que asemeja
lustroso cabello,
un rozar,
de ángeles el aleteo.

Cuantas veces sueño
que alada,
dos mil quilómetros supero...
Si, de mi lugar, a tu lugar,
de mis alas
en un abrir y cerrar,
a tu lado, yo me sueño...

¿Es bendición o maldición
con Ifigenia y Orestes
visitar lo “Celeste”
y ver crecer una flor?

¿Es bendición o maldición
ser amiga de Neptuno,
y junto a él, uno a uno
recorrer sus escondites
aferrada a su Tridente,
y ser la confidente
de su gran pasión?

¿Es maldición o bendición
poseer fantasía
bañarse en Poesía,
violar cada letra,
atraparla en palabras,
tener como amantes
cuadernos o libretas,
que terminan apresadas
en una de mis gavetas
o bien en Rimas dispersadas
aqui en Poemame?

Cenar en el Olimpo
con los Dioses,
beber con ellos Ambrosía
perderse en mil Alegorías;
despegar de este mundo
con alas prestadas,
con Leda en un cisne recostada...
Me pregunto:
¿Es maldición o bendición?

Quisiera ser
una mujer sin poesías,
simple y sencilla,
alguien que no humilla
ni a fiel amado,
ni a papel desplegado.
Dime tú:
¿Maldición o bendición?


Para mi inspiración, C.

Con el ascender de la luz
la ilusión se perdía,
tras la obscuridad de la estancia,
se escondía.
Dos gotas de amor
tres de cariño,
un rayo de sol,
tu piel de armiño.

En la sombra de la profunda mar
azul y cielo se juntaban,
en tu mirada
dos gotas de aquella nube,
tres de aquel Querube,
que a paso lento se alejaba.

Palabras de tu boca,
dulces, bien pensadas,
dos signos de interrogación
tres de exclamación,
fraces, no terminadas...

Dos gotas de amor
tres de cariño,
aquel día recordando el roce,
de tu piel de armiño...

Con el amanecer se desprende
arrebatado viento,
nubes bajas acarician
aquella plancha,
que en rojo enciende.

Cae sobre la ciudad caricia
de un día que amanece,
fuegos, brillos,
estropeando cada pared,
indómita obscuridad desaparece.

Es el despertar de colores el verde,
roja flor, pájaro azul,
fuente carmín celeste.
Invade los manantiales
quiebra llama en mil luceros,
cada rayo, cada espejo
luz que los pasos ciega.

Encendidos techos
penacho de claro ardiente,
violín, arpa, lira,
te confundes en el aire,
suspiro que escapa
de los pechos,
fuego, destello
amanecer ensueño...

PD: Escribo por que lo siento,
y sentir, es mi contento...

“Tu cercanía”

Si yo tus labios,
cerca de mi percibiera,
indómita la sangre,
que corre por mis venas,
perfume de mil rosas,
y en vuelo mariposas,
olvidar jamás pudiera

Coro celestial,
de ángeles sería el canto,
no puede convertirse en llanto,
feliz y alegre la espera,
si tus ojos a los míos,
cercanos a mi supiera

Café con leche tu mirada,
fiel amante enamorada,
aun envuelta en nubes distinguiera,
si a ésta mía azul correspondiera

Si a lo lejos tu voz escuchara,
e inconsciente perdiera la razón,
a galope el corazón,
dentro de mi pecho estallara,
bosques y prados, cordillera escarpada,
águila real, rozando el cielo atravesara.

Como Mercurio
mi pie es alado,
cada valla y obstáculo, superando,
veloz tu cercanía encontrando,
Oro, Paraíso y Miel,
y de premio por mi apremio,
ya tu piel sobre mi piel.

Corazón?
A tus pies está rendido.
Prudencia?
La perdí con tu presencia.
Alma?
Como una libélula vuela...
La quieres poseer?
Su vuelo has de seguir
la verás partir,
aquí, allá,
se detiene;
otra vez se mueve...
pronto está en lo alto,
arriba!
De nuevo oirás su canto...

No es fácil retenerla
te digo,
y menos a tu lado mantenerla.
Pero tú con tu carisma
la haces tuya si quisieses,
entonces muy pobre seré
sin corazón, sin juicio, sin razón!
Y sin alma?
Qué de mi resta?
Solo un pequeño rojo vestido,
vacío, sin mujer...

Y vivo de ese nocturno encuentro
de verte aunque no te vea,
de escuchar tu voz
en el vacío,
de sentirte cerca
aunque estés lejos.

Si te necesito a mi lado
desde la distancia oigo
como alzas vuelo,
te acercas a mi,
tu revoloteo...

Desde que te encontré
mis noches son mis días,
tus palabras mi fantasía
tu canto mi desvelo,
tu cercanía mi anhelo.

Te quiero amor de lejos
por que te siento,
por que te oigo,
por que te veo...

Mi pluma se sesliza
suave sobre el papel,
letras se juntan
y forman palabras,
palabras vacías
que desaparecieron
allí al amanecer.

Han perdido la esencia
han perdido el sabor
palabras sin vertebras
su columna se quebró.

Esparcidas por el campo
sin sentido sin razón,
desesperada quiero juntarlas
darles de nuevo sentido
darles de nuevo corazón.

Palabras perdidas,
una atada al árbol,
otra esta pegada a la flor;
una a mi vestido
otra a tu pantalón.

Tengo que recorrer las paredes
del aposento
de la habitación,
palabras clavadas al techo
quiero de nuevo juntarlas
para que canten una canción.

Una se perdió en el rocío
la otra en la lluvia
que cayó,
la otra desesperada
por tu ventana
se escapó.
Le huyó a tu silencio
y en la montaña se escondió,
quiero buscarla,
quiero encontrarla,
le hace falta
a mi dicción,
quiero juntarlas a todas
talvez encuentran
de nuevo un amor!

Ven, no tengo
mucho que ofrecerte,
esta es mi casa,
su techo es de nubes, de luna, de sol,
sus paredes son blancas
de azúcar, de son.

¿Me quieres todavía?

Cada estancia
está vacía
pero llena
de sonrisas y dulzor.
Mira, mi lecho es grande,
y tu almohada mi corazón.

¿Me quieres todavía?

En la cocina
está la nevera,
llena de miel y amor,
manjares exóticos
envueltos en sueños
te los sirvo con primor.

¿Me quieres todavía?

El jardín está lleno de rosas,
todas ilusión,
las violetas el futuro
las azucenas el candor.

¿Dime, me quieres todavía?

No tengo mucho
que darte,
solo mi sonrisa
y mi amor...

El sol convierte
la nieve en escarcha,
lloran los cielos
lentas las horas marchan,
angustia emana mi pecho...

Amargas gotas,
rojo que brota
de un corazón perdido.
Pájaro errante
que vuela triste
buscando un nido.

Árboles sin hojas
y tú me despojas,
de los cuatro velos
y también de mi vestido...

Algo te detiene,
dime por qué no vienes
ya más a visitarme,
ni en la obscuridad
de un sueño,
tú mi dueño
dime,
dónde te entretienes?

Vuela sobre el viento
abre tus alas,
ponlas en movimiento,
acércate vestido
todo de blanco,
así como el rayo
que besa la flor en el campo.

Acércate por la noche
de negro el encanto,
tu manto
lleno de estrellas
y lunas como un mago.

Aquí te pide mi oído
mi vista, mi olfato,
olor a montaña
a enzian a pasto,
esencia
que la flor al aire lanza,
entre rayos de luna
sabores de mañana,
olores de espuma.

Abrázame fuerte
de roble tus brazos,
así quiero dormir
entre la seda
de tus manos.
Lánguidas
mis mejillas
de esperarte tanto,
que en ellas
un beso tuyo se pose,
con la perla
de tus labios.

Porqué no te acercas ahora
entre cuatro palabras,
dulce miel de otoño
melodía de los astros.
Ven, ámame
entre sedas, sueños y raso
entre nubes, estrellas y astros,
así quiero morir
apretada entre tus brazos...

Me vi en la pared
pero nunca
en el espejo,
me vi en la poesía
en el bosque
en la cima,
soñé, por donde
yo quería.
Me vi en la nube,
en mi fantasía,
me vi a tu lado
yo te tendía la mano,
todo en vano.
Sólo me vi en la pared,
pero nunca
en un espejo...

Desde el primer encuentro
magia en el momento,
un rayo atravesó
mi pecho, mi vientre,
¿quién quiso que te encuentre?
¿El destino?
¿El Dios divino?
¿Y por qué te puso tan lejos?
Y yo viéndome a diario en el espejo
las hueyas de tu ausencia
que como una penitencia
el sueño me arrebatan.

¿Por qué, Inspiración, no me tocas
como del ave una pluma,
y luego te esfumas
para después volver
y besarme hasta el amanecer?

¿Díme Inspiración,
por qué no estás
a la vuelta de la esquina,
por qué tienes que doler, que arder,
humillar al corazón?
Yo le pediré a Quirón
que hasta tu casa me lleve,
y allí hasta el cielo se eleve,
la rima, el canto, la poesía,
con el perfume de tu cercanía!

De Mozart la Sonata
de Mahler la Sinfonía,
de Ravel el Bolero
de Becquer la Poesía,
eso eres tú, para mí.

Mejor que cualquier vino
mejor que cualquier Champagne.
Eres esa puesta de sol
en un país tropical.
Tú eres la Aurora,
del Danubio el susurro,
el canto de los mares,
majestuosa montaña glaciar...

Tú eres Venecia en invierno,
Praga en Abril,
una eclipse en Junio,
un lienzo de Raffael.
Tú eres „La Fontana di Trevi“
y de Michelangelo:
David!

Un rayo de sol
que en tu mejilla se posa,
que por un instante en ella
duerme y reposa,
ése, ser quisiera...

De luz una centella
que tu piel atraviesa,
que tu corazón besa
y por siempre la apresa,
ésa, ser quisiera...

De Mayo un rayo
que acaricia tu cabello
regalandole mil destellos,
ése, ser quisiera...

El viento,
que por tu casa pasea
aunque tu no lo veas,
el que en tu oído
llora y canta,
y tus lágrimas seca
ése, ser quisiera...

Todas esas cosas
que ves todos los días,
con cualquiera cambiaría
aunque sólo por una vez fuera,
que tus ojos se posen
sobre los míos
y así poder explorar,
su color, su dolor...

Esa lluvia de Juio
que tus pupilas humedece
y tu alma estremece,
ésa, ser quisiera...

Sabes tu?
Cerca de ti estar, solo quiero...

Si te pillas tarareando
de Becquer Rimas declamando,
si las cuerdas de tu Lira ha rozado
sentimiento desmesurado,
Trovador, es el amor...

Si en la estancia vas y vienes
si no sabes que edad tienes,
si Tú en espera
de sus ojos desesperas,
Soñador, es el amor...

Si es a menudo y no aveces
que tu alma se estremece,
por añorar sus mejillas
y repites: Ay vida mía!
Señor, es el amor...

Si tu paso es ligero
como ruiseñor en vuelo,
en tu pecho la abrazas noche y día
si sueñas con su compañía,
es Cupido que armado
tu corazon ha flechado,
acepta Soñador, es el amor...

Quiero escribir un Verso
transparente, cristalino,
que como tus ojos
en bello azul palpite.

Ruiseñor ensaya
a diario tus tiernos trinos,
rocen suave tus plumas
las cuerdas de su Lira.

Dioses del Olimpo
ceded que entre sus Rimas,
Faunos y Centauros
se deslicen,
Hebes y Vestales
figuras celestiales.

Guarde el Arpa entre acordes
sus Octavas divino tesoro,
queme su Poesía,
como un sol
de encendidos oros!

Te extraño,
cuando la luna
ante el sol se inclina,
cuando el jazmín
en mi jardín florece
y la rosa lenta enmudece...

Te extraño,
cuando la abeja
en la flor se pierde,
cuando el reloj me dice
que existen horas,
y el calendario me enseña
cada día que paso a solas...

Te extraño,
cuando el arco iris y la aurora
con los pinceles juegan,
cuando el cielo abre sus puertas
y sus secretos más íntimos nos muestra...

Te extraño,
cuando en Septiembre
las hojas con el aire se pierden,
y de las ramas
capullos se desprenden...

Te extraño,
cuando la nieve blanca
sobre los pinos posa,
y como tersa seda
tu nariz roza...

Extraño,
tus sonrosadas mejillas
muy cerca de las mías,
extraño el calor de tu voz
y de tus ojos el claro...

Sabes?
Simplemente, te extraño...

Oigo de repente
un contrabajo,
nota casi monótona
como un triste abrazo.
Su música se eleva
al cielo
como corazón desgarrado,
saca músico de su caja
notas consagradas.

Tono profundo y bajo
que la cigarra
acompaña.
En fondos marinos
envueltos,
mil peces
que te halagan,
lleve tu melodía
el viento,
oigo de repente
un contrabajo!

Alma que imaginas el sueño,
de una caricia
y el embelezo de sus besos...

Todo en la obscuridad
de una esquina,
donde la luz se hunde
como cabeza en almohada,
blanca de lirios empapada.

Amores perfumados
en el eco de tu teclado,
a la distancia
tenue éter de agonía,
te pierdes entre sueño, amor y beso
Chronos, si el girar de la tierra
detuvieras...

Si supiéras que amo la noche
más que cada mañana,
porque en las noches
me pierdo,
entre las olas
de tus palabras...

Ciega estoy,
dónde está tu mirada?
perdida en cada letra que brota
pluma de azul embriagada.
Que se detenga el reloj
de la pequeña estancia,
no quiero que se alejen de mi
los acordes de tu guitarra.

Caballero,
por qué me acaricias de noche
y jamás por la mañana?

Te entrego mi alma
si es que tienes la calma,
de darle calor
entre tus manos.

Te entrego mi corazón
si tú contra toda razón,,
le haces un lugar
en tu pecho.

Te entrego pensamiento
dolor, sufrimiento,
si es que tienes el contento,
de compartirlo conmigo.

Te entrego mi muerte
si es que tengo la suerte,
de encontrarte
y morir entre tus brazos...

Mi alma,
pétalo de pálida amapola,
no ves como se marchita sola?

Alar el sonido
que mis pensamientos roza,
sobre mi triste corazón se posa.
Vida, música, alegría,
no ves como de mi pecho se escapa
buscando tu cercanía?

Creo saber fue en Primavera
cuando tus ojos atormentados
la pequeña plazoleta vi cruzar,
tus párpados caídos
en lo profundo sumergidos
alas de pájaro herido,
su aleteo, su penar...

No fuiste tú
quien en el jardín aquel día,
mientras yo, mi nariz
entre el jazmín escondía,
con paso alado vi pasar?

Y más allá de tu sueño soñabas
en tu rápido caminar,
de nuevo la compasión
emanó de mis octavas,
Alma, tu que lloras
sin saber llorar...

Verso, te me escapas
entre los dedos,
tomas forma
y alzas vuelo,
y me dejas sola,
sola con mis anhelos.

Verso, quédate a mi lado
no alces vuelo,
sé tú el consuelo,
seca mis gemidos
con tus alas en ruido.

Verso, quédate a mi lado
acércate a mi pecho,
dale calor a mi lecho,
no alces vuelo.
Deja que mi mano
se deslice sobre el papel
y te dé forma, te de rima
así alcanzaremos la cima
tu y yo hasta el amanecer!