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Barrotes rotos

Ella es esa chica que lleva tatuada una jaula
con barrotes rotos para recordarse
que una vez se sintió encerrada.

Siempre habla de mariposas
pero no es que las sienta en el estómago,
es que fue oruga antes que crisálida.

Lleva grabadas con tinta
en su piel, todas las cicatrices
que tuvo que curarse sin que nadie la ayudara.

También tiene alguna marca
de esas que no se ven,
pero te cambian.

Recuerda ver bailar a su abuela
abrazada a un jersey,
lo único que le quedó de la guerra.

Y como alguien le aullaba a la luna
suplicándole que no apagara las luces,
que, por favor, le guiara a casa.

Hablaba poco, pero observaba
los detalles insignificantes,
y para no olvidarse, los fotografiaba.

Tiene veintitrés lunares en su espalda
tan perfectamente ordenados
que forman una galaxia.

Y no podéis imaginaros cómo bailaba
cuando creía que no la veía nadie
y yo cerraba los ojos para escucharla.

Tenía todas sus pesadillas guardadas
en el fondo de un cajón
junto con las cartas que nunca le enviaba al karma.

Su vida estaba resumida en tinta,
lunares y en historias fotografiadas,
también tenía una libreta
y soñaba con un día, quemarla.

Nunca le hacía daño a nadie
que no fuera a sí misma.

Recordad que lleva tatuada una jaula,
y aunque le faltaba algún barrote,
de vez en cuando,
seguía cerrándola.
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sin comentarios 74 lecturas versolibre karma: 58

Mi esencia

Llevo más de un centenar de días en la sombra,
escribiendo a oscuras
huyendo de los fantasmas
con los que antes bailaba.

Con miedo a no ser capaz,
incluso temiendo no volver a ser real,
agazapada en mi cama
sintiéndome a salvo entre las sábanas.

Y es que sólo necesitaba eso, estar sola.

Antes mi cabeza estaba ordenaba,
mi cuerpo disfrutaba,
había encontrado el punto entre la noche y la mañana,
y en ese caos cósmico bailaba.

Pero llegó el inicio de una nueva etapa
llegó enero y algo en mi mente cambiaba,
los años pares sólo traen desgracias
y tenía un presentimiento que no se equivocaba.

Un clic pero a la inversa,
en vez de engranarse, mi mente se desordenaba
y ya nada funcionaba;
había perdido mi esencia.

El principal problema
era que no sabía si quería encontrarla
porque no sabia siquiera
por dónde empezar a buscarla.

Negocié con el infierno una tregua
quizás sólo necesitaba una pausa
tomar aire para volver a la guerra,
o al menos entender qué me pasaba.

Pero el precio era mi alma,
y no estaba dispuesta
a vaciarme para volver a sentir calma,
prefería quedarme donde estaba.

Sin embargo, me acostumbré a la inercia,
a ese no sentir nada
a quedarme atrapada en la tormenta
entre cenizas, acomodada.

Dejé de buscar la salida de emergencia,
empecé a llevarles la contraria
a todos los principios que guardaba
junto con aquellas cartas que nunca enviaba.

Decidí seguir navegando a la deriva
pensando que quizás encontrara
un salvavidas como por arte de magia,
alguien que me devolviera la calma.

A pesar de no haber vendido mi alma
seguía sintiéndome vacía
es decir, no sentía nada,
ya nada me hacía flotar como una madera en el mar.

Demasiado tiempo para pensar,
y algunas copas de más,
hicieron que todo se diera la vuelta
y entendí que si realmente me quería salvar
tenía que equilibrar mi balanza
en el punto exacto entre pensar y dejarme llevar,
mi cabeza lo sabía
pero mi cuerpo no podía más.

Sin embargo, me di cuenta
(y no era la primera vez que lo hacía)
de que nadie me iba a salvar
si de lo que huía no estaba fuera.

Cuando huyes de ti, nadie te puede encontrar.
Cuando no puedas más, tienes que parar.
"Cómo te van a entender si no te sabes explicar".
Pero no tienen que entenderte, a veces sólo un abrazo basta.

Al final todo volverá a ser, o así me suelo engañar.
La esencia cambia, como una llama
y no tiene por qué ser mala la nueva etapa
las piezas diferentes también encajan.
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6comentarios 583 lecturas prosapoetica karma: 102

Soy de opuestos

Vivo siempre con prisa, pero me gusta disfrutar lento.
Vivo siempre entre risa, pero a veces me gusta llorar en silencio.
Siempre me arriesgo pero reconozco que tengo muchos miedos.
Vivo en una aventura que quiero seguir descubriendo.
Suelo dar demasiadas vueltas y nunca encuentro el sentido correcto.
No conozco todas las gamas, siempre estoy entre blanco y negro.
A veces saco las garras, sólo para acariciar el cielo.
Nunca sé reconocer un final, soy más de quedarme en los principios.
(aunque soy más de últimas, que de primeras veces)

Una noche me enseñaron a volar, la consiguieron unos versos,
desde entonces sobrevuelo el mar y me he olvidado de a qué sabe el suelo.
La brisa me suele despeinar, haciendo bailar a mi pelo.
A veces quiero comodidad aunque me encanta el riesgo.
Suelo apostar sin pensar cuándo saldrá el cero.
La verdad que me encanta viajar y lo hago bastante aunque sea en sueños.
Me encantaría rebobinar y otras veces acelerar el tiempo
para volver a rozar tu pelo,
para ver aquellas chispas que saltaron cuando se rozaron nuestros dedos
y aunque sea un instante, vernos arder de nuevo.

Quizás no fueron unos versos los que me enseñaron a volar.
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2comentarios 119 lecturas versolibre karma: 56

Llueve

Me haces falta porque llueve.
Llueve porque me haces falta.
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2comentarios 132 lecturas prosapoetica karma: 78

No me estoy yendo

"No me estoy yendo", te dije mientras te daba un último abrazo.
"Maldita zorra" me susurraste al oido.
Estaba loca joder, loca. Por ti.

Te pedí un último beso con sabor a primero,
completando un círculo
para que no hubiera un final establecido.

"Prometo volver a vernos",
te dije en un intento de que no corrieran más lágrimas.

La luna fue testigo de lo idiotas que pareciamos besándonos llorando.
Pero qué bonitos quedaban tus ojos color miel bajo su luz.

Nunca tendría suficiente tiempo para despedirme de tus labios.

No poder dejar de mirar atrás cuando te ibas
esperando volver a ver tu mirada.
Esa puta mirada que me provocó estas turbulencias.
La odio, joder.
Y, a la vez, me gusta tanto...

La última noche que nos besamos no encontraste felicidad en la mía.
¿Te extraña?
El aire olía a despedida.

Fue todo tan rápido,
tan amor de verano,
tan fuego,
tan brutal,
tan correcaminos,
tan caos
y a la vez tan cosmos...

Qué hostia nos vamos a dar, que hostia nos estamos dando.

Empezó antes de dejarte de mirar,
como quién empieza el duelo antes de la última campana.
Creí que tardaría más en llegar.
Creí que no dolería así.
Pero duele.
Y mucho.

Me dices que quieres recordarme riendo
y yo no dejo de pensar en tu sonrisa.

Y, joder, no me estoy yendo pero vamos a dejarnos de ver.

Nos marcamos sin querer. A fuego.
"Tú siempre vas a ser tú" te susurraba mientras acariciaba tu cara.
Tú siempre vas a llevar contigo una parte de mí,
te la he regalado,
algún día la recuperaré cuando te vuelva a ver.

No me estoy yendo, pero ya estamos lejos.

La incertidumbre de qué pasaría al vernos
se ha convertido en ¿qué viene ahora?
¿es un final o solo un punto y coma?

"¿Sabes que podría ser la última vez que nos tenemos?"
Me repetías una y otra vez.
No sé por qué pero siento que no será la última,
no lo puede ser, me niego.

Algo que no queremos terminar
pero es la vida la que nos está obligando
a pesar de habernos unido el destino.
No nos van a separar.

Tan diferentes y a la vez tan puzzle,
tan dejarse llevar suena demasiado bien
y tan menuda hostia que me voy a pegar.

Pero hay hostias que merecen la pena y, esta, es una de ellas.
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sin comentarios 100 lecturas prosapoetica karma: 33

Matices en las ventanas

Quería buscar la luz y pinté el mundo de negro,
y entonces apareciste tú y me enseñaste a verlo,
me dijiste que el invierno
no estaba solo hecho de cicatrices,
que las nubes no tenían por qué ser sólo grises,
todo era cuestión de los matices.

Y así, fuiste más que luz
llenaste mi vida de fuegos artificiales
de color, de calor
cuando creía que iba a quedarme helada.

Estaba encerrada en un laberinto
y no encontraba la salida,
no pensé que al cerrar la puerta
una ventana se abriría.

Las matemáticas no son siempre exactas,
pero hay veces que sí lo son las palabras
(y te salvan)

si las letras no me fallan,
he multiplicado y dividido
pero el resultado sigue siendo el mismo.

Cuando apagué la luz
se iluminó el camino
y las hojas del otoño
llevaron mis pasos hasta tu destino,
el de comernos a versos, nunca presos,
dejando la puerta entrecerrada
para que se sigan abriendo
muchas más ventanas.
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sin comentarios 106 lecturas versolibre karma: 16

Mundo de locos

Me he dado cuenta de que la felicidad
se esconde en las que pequeñas cosas,
pero hay que saberla encontrar.

Está en caminar por la playa
un veintiocho de septiembre
mientras suena Magic de Coldplay
y van con los ojos cerrados
como si nadie te viera.

Está en cantar esa canción que ponen en la radio
aunque te inventes la letra.

En observar a esa pareja que se besa
a través de la ventanilla del coche
a modo de despedida.

En ver amanecer desde el tren.

En leer a Mario Benedetti
antes de irte a soñar.

En la sonrisa de gilipollas,
en esa primera gota de lluvia
que anuncia la tormenta,
en tachar un día del calendario
habiendo hecho que cuente.

En conocerse,
en estar con tu gente,
pero saber disfrutar de la soledad.

En perder el miedo al ridículo
y cada día hacerlo más.

En conducir con rumbo hacia ningún lugar,
en los planes improvisados,
en cronometrar,
en la rutina y en el cambio,
en la imposibilidad.

Está en esa mirada cómplice,
en los que se chocan en un bar,
en esa canción que te da ganas de bailar.

En ver un rayo de sol, correr a la playa
y ver que no eres la única loca
y acto seguido tirarte al mar
ya sea agosto o finales de diciembre.

En los Martes y trece, en la suerte,
en las despedidas y en volver a verte,
en los principios, en los puntos y a parte.

Está en saber volar
con los pies en el cielo
y la cabeza en el suelo.

La felicidad se esconde en este mundo de cuerdos,
para que aquel al que llaman loco
sea el único que sepa dónde irla a buscar.
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4comentarios 131 lecturas versolibre karma: 53

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Ya han llegado los veintiuno
y estoy cumpliendo mis objetivos.

Sigo siendo la misma loca, inconformista, demasiado exigente,
que cuando tenia diecinueve y veinte.

Sigo robando besos en portales
y con alcohol celebro y ahogo sentimientos.

Busco la oscuridad para dormir
y me despierta el primer rayo de luz.

No me enamoro de una persona sino de un pedacito
de cada alma que (me) encuentr(a)o.

Cada vez creo más en el destino,
y en las miradas.

Cada vez creo más en el "pantha rei",
en que todo fluye y en que todo irá bien.

No creo que las historias terminen,
ni en el final de un poema,
y me siguen gustando los principios
aunque disfruto casi más de los finales.

Cada vez siento más turbulencias
porque busco las carreteras con más curvas.


Ya no vivo tan enfadada como hace unos años
y eso le ha dado luz a mi mirada (y a mi alma).

Sigo celebrando los aciertos
pero cada vez creo menos en los fallos.

No dejo de crecer pero el metro dice lo contrario.

Creía conocerme casi al noventa por ciento
pero aún me sigo asustando.

Cada vez son más los sueños
y, los miedos, más pequeños.

Cada vez floto más
y corro menos.

Creía haber completado mi metamorfosis
pero a veces creo que queda mucho para terminar.

He aprendido que hay hostias que merecen la pena
y que, a veces, hay que acelerar cuando te dicen que pises el freno.

Me he quitado la coraza y cada vez vuelo más alto,
sin miedo.

Ya han llegado los veintiuno,
y a pesar de no quererlos
los estoy disfrutando al máximo.
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sin comentarios 68 lecturas versolibre karma: 55

Kamikazes tatuados

Y fundirnos en un choque de miradas,
besar todos tus lunares
mientras acaricio tus cicatrices
mientras dibujo tus tatuajes sobre tu piel,
con la luz apagada,
y encuentro tus puntos débiles
esos que te hacen estremecerte.

Apoyarme en tu pecho
y respirar al son de tus latidos
diciendo que me voy a dormir
aunque sé que no quiero soñar
porque ya lo estoy haciendo.

No dormir pero no estar cansada,
quiero aprovechar cada instante de tu mirada.


Esos labios que siempre incitan a besar, esos labios que me hacen temblar.
Son las 6, la hora perfecta para verte amanecer
y los atardeceres a tu lado...
esos si que son mágicos.

Quiero al miedo de aliado
porque gracias a él hoy duermo a tu lado.


Aunque vayan desapareciendo los miedos,
el más grande (que a la vez era deseo) se ha cumplido ya.

Estoy volando tan alto,
conduciendo tan rápido,
tan borracha,
tan sin cinturón,
tan sin paracaídas,

que sé que el aterrizaje forzoso no va a acabar bien
pero me da igual
porque he disfrutado tanto de tus miradas
que las sonrisas tontas serán mi colchón.

Mentirnos con te odio mientras susurras un me encantas
y así, casi sin querer pero queriendo
me he vuelto una kamikaze
llena de misterios que para ti ya no lo son,
así, casi sin querer pero queriendo
me he enganchado a tu sabor
a la adrenalina de tus besos
y no quiero ninguna desintoxicación.

Quiero que se me siga acelerando el corazón cuando te tengo delante
y que no huyamos por caminos separados.

Quiero ser amiga mientras te beso la espalda
y quiero ser mucho mas cuando chocan nuestras miradas.

Prefiero sufrir cuando te vayas por seguir acelerando cuando me decían que pisara el freno,
a no haber cogido impulso cuando el destino me gritaba que te besara.

Me he quitado la coraza, he desnudado mi alma y que bien sienta dejarse llevar sin ninguna carga.

Y aquí estoy, escribiendo líneas sin sentido, caóticas, pero cósmicas
siempre pensando en el próximo momento en el que nuestras miradas vuelvan a conectar.

¿Me preguntas si te quiero? Busca la respuesta en mi mirada.
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1comentarios 69 lecturas prosapoetica karma: 36

Miradas en llamas

Unos ojos que se encienden al mirarse
y gritan pidiendo escapar
con una fuerza que prende fuego a tu mente,
con una intensidad que te hace temblar.

Miradas que tus principios hacen tambalearse,
no quieres que pase pero lo dejas pasar.

Sonrisas tontas, miradas sinceras
que dicen haberse conocido en otra vida.

Una mirada oscura que te hace confiar
en alguien que no te habrías parado a mirar
porque nos enseñaron a apartar la vista
cuando algo se sale de lo "normal".

Pero menos mal que lo hiciste,
que te paraste a mirar,
que te armaste de valor,
te lanzaste al vacío,
y dejaste que se te acelerara el corazón.

Las noches en vela te han hecho replantearte
el deseo que pedirías a una estrella fugaz.

Todo lo que estaba ordenado
se ha vuelto a desordenar
compartiendo miedos e inseguridades
que pensabas que nadie podría rescatar.

Te da pánico que todo se haya vuelto caos,
pero un caos cósmico
de esos en los que apetece perderse
(recuerda que es lo que estabas buscando,
y que a veces el miedo es tu mejor aliado)

Aquel final que te hace replantearte el principio.

Tan sólo quieres unir fuerzas
dejar una huella de firmeza
para así poder sellar
un secreto que siempre vas a guardar
y en el que ya no puedes dejar de pensar.

Quieres cerrar la puerta porque tienes miedo,
pero no siempre lo tendrás.
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2comentarios 92 lecturas versolibre karma: 54

Flores y rayas

Todo ha terminado ya,
tu has vuelto a tu rutina,
yo, a mi ciudad natal.

Conduces y miras a tu derecha,
en ese asiento hace una semana
cantaba una loca
todas las canciones que salían de la radio,
inventando la letra en la mayoría de los casos.

Con mi vestido de flores.
Con tu camisa de rayas.

Recorriendo el mapa,
inventando historias.

Miro en mi móvil las fotografías
que hice esa semana
y en la mitad de ellas
sale tu sonrisa.

Con mi vestido de flores.
Con tu camisa de rayas.

Sonríes al ver que me he olvidado
mis gafas de sol en tu guantera
Tendremos que volvernos a ver
si quiero recuperarlas.

Me llamas a las tres de la mañana
para que escuche que suena esa canción
con la que nos besamos.

Respondo que estoy sentada en la playa
con tu camisa de rayas
viendo pasar las olas
metiendo los pies en el agua.

Me dices que te quedas de vacaciones,
justo cuando yo quiero irme de viaje
no tengo destino, pero ya tengo planes.

Y en mi maleta ya está mi vestido de flores,
y tu camisa de rayas.
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2comentarios 167 lecturas prosapoetica karma: 71

Las grandes ciudades son poesía andante

La magia de las grandes ciudades,
de sus interminables avenidas,
sus miles y miles de turistas,
sus cientos de fotos por segundo,
sus decenas de líneas de metro.

Gente, gente y más gente.

Y, entre ellos, tú.

Sólo, perdido, tímido,
no te atreves a sacar el mapa,
ni siquiera conectas el GPS,
de vez en cuando está bien perderse.

Gente, gente y más gente.

Y, sin embargo, aunque no lo creas,
eres invisible al resto de la calle,
como la mayoría de ellos lo son a tu ojos,
cruzáis miradas pero no os miráis,
no juzgáis, no pensáis, no sentís.

Puedes caminar desnudo por las calles,
gritar muy fuerte hasta quedarte sin aire,
cantar, bailar, saltar...
Nadie se va a parar a mirarte.

Es mágico, necesario de vez en cuando.

Sentirte uno más entre miles de mentes
que sobrepasan el límite de velocidad.

Invisible, tuyo, libre, perdido.

Pero lo disfrutas,
disfrutas de la velocidad de las grandes ciudades,
de perderte por sus calles,
entre miles de turistas,
que no se fijarán en ti,
ni siquiera en los cientos de fotos que harán de ti,
sin querer, queriendo retratar la poesía andante
del barullo de los que caminan sin rumbo,
sintiéndose uno más entre las mentes aceleradas.
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2comentarios 130 lecturas prosapoetica karma: 68

Cerezos en flor

Sé de sobra que has llegado,
y contigo ha vuelto la primavera,
telonera del verano,
de las terrazas, de la playa.

Has traído de vuelta a las golondrinas de Bécquer,
las oigo cantar.
Has hecho florecer de nuevo los cerezos,
reviviendo seres que parecían muertos.

Sé de sobra que has llegado,
y contigo he vuelto a leer a Neruda
bajo la sombra de una encina
sentada sobre tus cabellos de trigo.

¿Dónde están las nubes?
Declárate culpable, sé que las ha robado
y has pintado el cielo con tus ojos agua marina.
Las olas que has mandado han traído
tu tostada piel a la orilla,
en forma de arena.

Sé de sobra que has llegado,
me has devuelto mis noches de desvelo
pero he dejado de escribir a oscuras.

Has llenado de luz la ciudad,
cambiando de hora,
poniendo en la radio las canciones
que siempre me hicieron temblar.

Sé de sobra que has llegado,
tu olor te ha delatado,
a sal, a hierba recién cortada,
a rosas... benditas mariposas.

Sé de sobra que has llegado
porque contigo siempre vuelven
Bécquer, Neruda y los cerezos en flor.
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4comentarios 162 lecturas versoclasico karma: 69

Luna de plata

Querida Luna de plata,
siempre me has hecho falta.

Tu dulce piel de porcelana,
tus imperfecciones que te hacen tan guapa,
hasta sin filtros, desmaquillada.

Benditos lunares de tu espalda,
que nunca conoceré
y no por falta de ganas.

Tan suave, tan iluminada,
cuando sale no puedo dejar de mirarla.

Tan eclipse, tan sonrisa ancha,
cuando falta, no dejo de buscarla.

Querida Luna de nácar,
los atardeceres te tiñen de naranja,
y aún con tintes, sigues siendo fantástica.

Siempre soplo las nubes intentan taparla,
aunque entiendo que no dejen de envidiarla.

Tan perfecta su esfera, tan exacta,
ni con lupa te veo dañada.

Tan cráter, tan tuya,
has hecho que tus cicatrices sean como esmeraldas.

Querida Luna llena,
sigue apareciendo una vez al mes,
para que me sienta nueva.
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sin comentarios 72 lecturas versolibre karma: 27

Metamorfosis

Casi un año después puedo decir que he acabado
(casi casi) mi metamorfosis.

Este año ha sido una etapa de transición,
de centrarme en mí,
de ser egoísta,
de dejar de hacer las cosas para el resto,
de mirarme al ombligo.

Si miro a mi yo de hace un año
casi no lo reconozco.
No he cambiado tanto en la forma exterior,
puede que nadie note mi transformación,
pero lo que a mí YO (egoísta) se refiere...
he cambiado mogollón.

Sobre todo, el cambio más importante,
ha sido aprender a quererme
desenterrando mi ego,
siendo capaz de mirar un objetivo
fijamente a sus ojos amenazantes
y lanzarme
creyendo que puedo conseguirlo.

Porque siempre quiero más,
veinteañera inconformista,
insaciable, demasiado exigente.

Creer que puedo conseguir
cualquier cosa que se pase
por mi mente furiosa.

Querer mucho al mundo
pero a mí misma el doble.
Valorarme.

Todos deberíamos tener una etapa de transición,
lenta, larga y completa.

Para querernos antes intentar que nos quieran.
Para ser felices antes de buscar la felicidad.
Para conocernos antes de intentar que nos conozcan.

Casi un año después de una época complicada
puedo decir que he tenido muy pocos días malos
desde que llegué al 50% del cambio,
que ha sido difícil a veces,
pero que ha merecido la pena
y la merecerá más aún (si puede).

Casi un año después de una época complicada puedo gritarle al mundo
que soy feliz,
que estoy (casi casi) completa,
que me conozco al 89%
y que se prepare,
porque me quiero un montón
y no me va a parar nadie.
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sin comentarios 108 lecturas prosapoetica karma: 75

Allá vamos Abril

Esto no es un punto y seguido,
más bien es un punto y aparte.
¡Apártate de delante!,
que he cogido carrerilla y no pienso pararme.

He cambiado de reloj
por no cambiar la hora.
Desde el ojo del huracán
he visto el rayo de luz
que tus nubes me habían tapado.

Llegaste como un soplo de aire fresco
cuando no podía hacer más frío,
y me engañé creyendo
que también tenía su lado positivo.

No necesitaba eso
pero ahora lo veo todo más claro.

Quiero desordenarlo todo,
empezar de cero,
aprender un nuevo baile
y estrenarlo por todo lo alto.

Puedo reparar lo roto
o dejarlo echo pedazos,
pero yo decido;
no el viento huracanado.

Tengo la oportunidad de un nuevo arranque
y, cómo grite fuerte al empezar dosmildiecisiete,
este es un año impulsos, de no frenarme.

Así que allá vamos Abril:
no dejes de sorprenderme,
de entusiasmarme,
de asustarme,
de desordenarme.
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1comentarios 86 lecturas versolibre karma: 27

Semáforos en rojo

Puede que algún día nos volvamos a encontrar
mirando el escaparate de aquella historia
que ninguno supimos comprar.

Vivíamos al mismo compás,
corrimos al paso firme y valiente
de los que no tenían miedo a fallar.


Cuando quisimos darnos cuenta
esto ya había terminado en siniestro.
"Todo era cuestión de tiempo"
me obligaba a pensar.
La causalidad llego primero,
todo tiene fecha de caducidad.

Aun sigo viéndote en cada juego de azar,
en cada cerveza sin terminar,
en los semáforos en rojo que antes no nos hacían frenar.

Sigo despertando de madrugada
creyendo escuchar tus llamadas
en las que reflexionabas
mientras duraba la borrachera o la resaca.

En mi coche sigue dibujada
aquella promesa furtiva
cada vez que se empaña mi ventanilla.

En mi piel sigue la cicatriz
que me hice en aquella caída
intentando llegar antes a la cima.

En el cielo sigue brillando aquella estrella
a la que juramos escapar,
en secreto, algún día.

Ahora estoy parada
mirando escaparate de aquella tienda,
y nuestra historia,
ya está vendida.
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2comentarios 82 lecturas versoclasico karma: 23

Mentalidad de líneas

Si algún día lees mis líneas
sabrás que eres culpable de,
al menos, la mitad de ellas.

Mis líneas no existirían si no llegas a cruzarte en mi camino
para llenarlo de curvas, baches y caídas.
Así que gracias por el daño
y por obligarme a esforzarme para salir de tu vida.

Como un laberinto lleno de secretos,
me encontré con algo maravilloso en cada esquina
(que nunca hubiese encontrado si no llego a estar huyendo de ti).

Gracias a tu mente cerrada, acaparadora,
poco compatible con la mía o demasiado simple,
encontré mentes que me dieron alas,
me abrieron los ojos y me enseñaron mi mundo desde el cielo
antes de que me adentrara en el suyo.


Mentes que me hicieron pasar de cero a cien
y otra vez a cero en un segundo,
intensidad huracanada de esa que me encanta.
Me dieron sensaciones rápidas, fugaces,
de esas que me gusta agradecer lentamente.
Me enseñaron a subir a lo más alto y no me hicieron caer,
me quitaron la venda de los ojos y
la usaron como torniquete de las heridas (aún sangrantes)
que tú me dejaste como único recuerdo.

Antes me encantaban la líneas rectas, simples, fáciles, tranquilas.
Y ahora, gracias a ti,
me encanta el riesgo, los baches, las curvas
y las mentes complejas que ven más allá del horizonte
( y me llevan hasta él)
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sin comentarios 217 lecturas prosapoetica karma: 57

Te aconsejo, querida mía

Querida mía,
te voy a hacer un regalo que quizás me agradezcas algún día,
toma las riendas de tu vida.

No esperes a que el reloj te de la salida.
Mira por una vez para tu ombligo, sé egoísta.

En serio,
espabila.

No dejes que nadie organice tus días,
y sí lo hacen ponlos patas arriba.
Toma decisiones aunque sean fallidas
que a veces de los errores también surgen sonrisas.

Deja de intentar agradar al mundo, joder mira
nadie va a tirar por ti, sólo tú misma.

Sé que tienes miedo porque yo también lo tenía
y aunque de las veces que lo perdí tengo alguna herida
créeme que si no las tuviera me arrepentiría.

Fúgate de las obligaciones, respira.
Corre hasta el borde de un acantilado y te dirán frena, yo mejor me zambulliría.
Besa a un desconocido con sabor a tequila.
Enamórate de alguien solo por su sonrisa
y grítaselo en forma de poesía.

Quiérete más que nadie, ten un poco de picardía
que ser demasiado buena no te va a hacer más rica.

Querida mía,
sólo es un consejo,
pero te aconsejo que lo sigas.
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sin comentarios 168 lecturas prosapoetica karma: 43

Vuélveme loca

Oye, sólo te pido una cosa: vuélveme loca
pero loca loca, majareta,
de las de remate, de las que hay que atar
pero, por favor, no me ates, déjame volar.

Vuélveme arriesgada, segura, imprudente y sonriente,
sincera, relajada, irresistible y un poco demente.

Tan loca que se me olvide ponerme los zapatos
cuando llamas diciendo que estás debajo
de mi casa por las ganas que (te) tengo de mirarte.

Tan loca, que salga a la calle sin paraguas
(aún sabiendo que llueve)
por el simple hecho de mojarme
mientras bailo bajo (o sobre) la lluvia.

Loca, de las que conducen sin rumbo,
de las que van cantando y dando saltos
de camino a (tu) casa
o de las que abren la ventana
y le gritan "buenos días" al mundo
porque tú me los has dado.

Por favor, vuélveme loca,
despreocupada, única, sencilla,
pero locamente tuya,
locamente mía.

Hazme bailar en la playa, en una azotea,
sobre la mesa, bailemos sobre la cama.

Hazme salir de casa a las tres de la mañana
porque no puedes dormir sin verme esta madrugada.

Hazme abrir una botella de vino caro
en una noche lluviosa
mientras comemos palomitas
y vemos cine malo.

Haz que me pierda por no mirar el mapa
y que me de igual haber perdido el norte.

Haz que saque un billete hacia cualquier lugar
porque necesito desconectar.

Hazme tan loca que sea capaz de disfrutar
de cualquier cosa:
un sugus, un atardecer, una resaca,
una adiós, una ola, un abrazo o de un día sola.

Por favor, vuélveme loca,
de las que hay que atar,
pero, por favor, no me ates
déjame volar.
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sin comentarios 186 lecturas versolibre karma: 61

Lista de deseos antes de emprender el vuelo

Olor a café recién hecho por la mañana,
llegar a casa y que tu comida favorita
esté humeante sobre la mesa,
poner la música en modo aleatorio
y que suene esa canción que te vuelve loco.

Taparse hasta los ojos para huir del frío,
abrir la ventana al despertar y ver el cielo,
sentir (un día a la semana) la brisa marina
gritar bien fuerte desde la cima de una montaña.

Llorar mientras escribes una carta
(aunque sabes que nunca vas a enviarla),
decirle al despertador: "cinco minutos más"
y quedarte en la cama,
que te despierten con besos en la espalda.

Cumplir una promesa que parecía una locura,
no poder olvidarte nunca
porque eres mi día a día
y sin ti todo se volvería ruina.

Caminar en pelotas por tu pasillo,
bailar y cantar como si hubiera público,
correr descalzo sin tocar el suelo...

Pequeños placeres que hay que aprender a disfrutar,
como si no hubiera mañana.

Porque somos mariposas que,
un día,
echarán a volar
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Tengo ganas al miedo

Tengo miedo a no sentir, y a sentir demasiado,
a saber de más y a no saber nada,
al qué dirán y a que no digan nada,
a ser yo misma y a esconderme,
a que no me quieran y a que me amen,
a no decir y a decir demasiado,
a que el tiempo vuele y a que vaya demasiado lento,
a dormir para siempre y a quedarme despierta,
a soñar y a que sea todo real,
a dejarme llevar y a ser guía de alguien,
a creer en ti y a que creas en mí,
a defraudar y a que confíen demasiado,
a triunfar y a fracasar,
a reír hasta que duela y a llorar hasta que se calme el dolor,
a vivir y también a la muerte.

Cuánto temor camuflado,
qué sinsentido más grande tener miedo
al miedo de no tenerlo,
pero sufrir también si tienes demasiado.

Qué estúpido tener miedo a las ganas y ganas al miedo.

Tengo ganas de sentir el miedo
que se siente al sentir demasiado,
al no sentir nada, al saber de más,
al no saber nada,cuando no me quieran,
cuando me amen, al ser yo, al esconderme,
al callarme, y al gritar lo primero que piense,
al que el tiempo se detenga, al que sea muy rápido,
al dormir, al despertar, al triunfar, al fracasar, al defraudar,
al que me defrauden, al reír,
al que se me acaben las lágrimas...

Tengo ganas de vivir y a veces, incluso, de sentir la muerte.
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Perdida en algún lugar

Tengo la manía de escapar a sitios altos
cuando necesito desconectar,
como si la altura y todo eso
me hicieran olvidar.

Conozco mil y un rinconcitos
en los que he intentado escapar,
escuchando la lluvia, sonidos
que la naturaleza intenta crear.

Por eso cuando subo a las alturas
sólo consigo pensar,
¿está bien lo que hago?
¿a dónde me llevará?

Huir del agobio, los problemas
sólo necesito pensar,
pensarme mucho a mí misma
para volver a empezar.

Los lugares a los que escapo
de magia se suelen llenar,
se vuelven por un momento míos
y yo me intento camuflar.

Ríos, playas, miradores,
pueblos perdidos de la ciudad.
Lugares mágicos como yo los llamo
que esperando a que los conquiste están.
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Estrellas de mi cielo

Hay estrellas en mi cielo
que siempre estarán encendidas,
a ellas les debo mis noches de insomnio,
mi reflexiones en días de lluvia
(que calan hasta el alma),
los nudos en el estómago,
en la garganta
y ( a veces) incluso en el cerebro.

Las lágrimas más sinceras y las que nadie ve.
Y las más de mil cartas que nunca serán enviadas.

Sueños truncados,
miedos e inseguridades que fueron surgiendo
al darme cuenta de que todo
(en) el mundo es efímero.
Tan efímero como un beso,
un te quiero o un hasta luego.

Ojalá repetírselos más veces
a las estrellas de mi cielo.
Pero cada vez están más lejos y no llego.
Cada vez son más y no puedo.

Malas rachas que te cambian,
que te marcan,
que te hacen crecer a la fuerza
y sentir lo que es echar de menos.

Cambiaría a más de mil personas de mi vida
por un minuto más con algunas de esas luces
que iluminan mi camino.

Porque puede parecer que olvidas
pero hay heridas que nunca cicatrizan
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4 x 3 = f e l i c i d a d

Mis impulsos nunca fallan
pero a veces no aciertan
quizá por seguirlos a ciegas
haya perdido la cabeza

Puede que no te dieras cuenta
a veces ni mi madre se entera
que cuando sueño despierta
se me quita la cara seria

No es por ti, es por cualquiera
sonrío por cualquier cicatriz
siempre que me venga a la memoria
algún recuerdo feliz
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Adicciones esenciales

Vértigo es saltar desde lo alto de tus piernas
sin paracaídas y con los ojos cerrados.

Muero por sentirte cerca y leer tu cuerpo
como si estuviera escrito en braille.
Tengo que memorizar todos los tus lunares
por si mañana tengo examen
o me despierto y ya no estás en mi cama.

Prometo intoxicarme cada noche
con una sobredosis de tus labios.

Beberte la mirada hasta que se acaben las lágrimas.

Morderte los labios y dejarte mis dientes tatuados.

Abrazarte tan fuerte que te falte el aire por un instante.

Matarme contigo si decides lanzarte al vacío para huir a Marte.

El día todavía no ha empezado y ya te echo de menos,
pero me encanta observarte ahí tumbado;
mientras sueñas… soñamos.
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Y todo porque sus cascos...

Ella camina segura, se hace notar,
pisa fuerte, y las miradas le siguen;
tiene días mejores y peores,
pero siempre sale a la calle con su mejor sonrisa,
causa sensación,
deja huella sin querer.

Se siente princesa, reina, actriz y cantante; mientras camina desfila
por la pasarela más exclusiva, la de su vida,
y provoca sonrisas mientras canta por la calle.

Ella eres tú, soy yo,
es tu madre, tu abuela y tu vecina,
la que se siente única y es más fuerte que nadie.

Y todo porque sus cascos la elevan
sobre las nubes y le hacen,
por unos instantes, ser feliz
y lo demuestra ante las miradas furtivas
que le lanzan los ojos tristes de los viandantes.


Cuando pasa por tu vida es como un terremoto y,
si ella quisiera,
no podrías olvidarla nunca.
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Domingos

Los domingos y su magia,
último día de la semana,
día de finales
o de proponer comienzos.

Día de arrepentirse, de olvidarse, de encontrarse, de salir a dar paseos o de volver a emborracharte.

Día de películas, café y libros,
de sofá y manta o de montaña.

Entrar en depresión por afrontar una semana más
(o saltar de alegría, qué más da).

Rutina. Otra semana más.
Domingo. Por favor. Llega ya.

Día de espacios en blanco, de recordar,
de tumbarse en la cama y ver las horas pasar.
Cuando te das cuenta,
ya no queda domingo que celebrar.

Pero tú...
Qué magia tiene(s) (en) los domingos.
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Entiendo a los yonkis

Sí, ahora entiendo a los yonkis y a sus mil recaídas.

Me declaro adicta a ti.

Quizás lo peor es que conozco mi problema,
pero no quiero desintoxicarme,
ni ir a reuniones de amantes anónimos.

Mis recaídas suelen empezar cuando me miras
con esos ojos agua marina
o cuando dejas tu olor allá por donde caminas.

Puede que sea adicta porque no he encontrado
nada mejor (o no quiero encontrarlo)
o, al menos, no que enganche tanto.

Cada luna me recuerda a tu mirada
y cada estrella a un lunar de esos de tu espalda
y ya no hablemos de las montañas y tus caderas.

Que sí, que soy adicta
me pillaste por sorpresa
y aquí me tienes,
imaginando que vuelves
y me atrapas en tus brazos
otra vez, por mayo.

Creo que cuando te vuelves a marchar
tengo incluso síndrome de abstinencia
de esos que hacen que te vuelvas majareta
cuando no tienes una aguja para escapar.

No sé cuando cambié el (no) dormir contigo
por este insomnio que me quita el sueño.

Maldita luna que nos vio enamorarnos
y nos dejó seguir, sin ponernos freno.

Y, ahora, estoy en periodo de prueba
tras la dura desintoxicación
esperando que no vuelvas
(o que si).
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Cazadores furtivos

Como si se nos fuera en la vida en los portales
regalando palabras que jamás volveremos a pronunciar
intentando encajar piezas de un puzzle incompleto
y por mucho que forcemos, créeme, no van a encajar.

Como locos haciendo un corazón con retales
sin hilo ni aguja, sin ni siquiera pensar
locos por algo parecido al miedo
de quedarnos solos y ver la vida pasar.

Como lobos hambrientos que buscan ser felices
que corren tan ciegos que se van a matar,
no saben que nunca llegarán al cielo
como mucho se quedarán en el fondo del mar.

Y así nos va a los cazadores
robando los besos que no podemos comprar
algunos ingenuos me llaman fugitivo
fugitivo, como mucho, huyo de amar
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Querido 2017, tienes suerte

2017, aquí estás, has llegado de repente, como si nada, en un abrir y cerrar de ojos. Tienes suerte. A diferencia de tu predecesor (que llegó con un sentimiento de “este año va a ser un mal año” y lo cumplió en muchos aspectos) tú llegas cargado de ganas, de “este año pienso comerme el mundo” y creéme que no me importa si por ello cojo unos kilos porque pienso estar tan ocupada en mis ideas que no voy a tener tiempo ni de mirarme al espejo.

Quiero, necesito y pretendo sentir mucho y muy fuerte y no voy a esperar a que me des felicidad, pongas a gente imprescindible en mi camino o cumplas mis sueños; pienso ir a por ellos y perseguirlos hasta que se cumplan yo misma.
Ese “Yo misma” que muchas veces no me atrevo a mostrar porque aún no he sido capaz de conocerlo al 100% y sigo aprendiendo cosas de mi que me sorprenden a la vez que me acojonan todos los días.

Este año sólo tengo un propósito y, aunque parezca pequeño, abarca muchas cosas: VIVIR, en mayúsculas, negrita y subrayado para que no se me olvide. Aunque que parezca una tontería obvia, muchas veces nos limitamos a contar los días y no a hacer que los días cuenten.

Quiero que en estos 365 días no me falten las ganas, que ningún traspiés ocupe mis pensamientos más de lo que se merece, que ese yo que no llego a conocer empiece a volar, quiero muchos momentos de esos que no se olvidan y que se graban en la retina en forma de lágrimas de emoción y bocas abiertas, quiero sentir vértigo por estar muy alto, quiero planes improvisados, quiero llevarme al límite, quiero respirar bien hondo para coger impulso y no parar de correr hasta que se acabe el tiempo.

También quiero deshacerme de una cosa (si alguien lo quiere se lo regalo) que aunque a veces crea no tenerlo se que en el fondo está presente día tras día (y se que no soy la única que lo tiene): el miedo. Miedo a las consecuencias de hacer (o no hacer) algo, a no estar a la altura, a probar cosas nuevas, a arriesgarlo todo por una locura, al qué dirán, a querer (y a dejarme querer), a que alguien llegue a conocerme aunque sólo sea un poco, a pedir perdón, a tragarme el orgullo, a “ser blanda”, a ser.

De todos mis miedos, sólo quiero conservar uno (y espero tenerlo conmigo toda la vida): el miedo a que se acabe el tiempo con alguien y no haberle dicho todo lo que me hubiera gustado o no haberle regalado el tiempo que se merecía (bueno, también simplemente el miedo a que se acabe el tiempo con alguien importante).

Así que ya sabes, 2017, prepárate porque vengo con las pilas cargadas y dispuesta a darle un giro a mi vida.

Querida yo dentro de un año: espero que ese yo misma que tanto te acojonaba hace un año sea hoy inseparable de ti, que no hayas perdido a nadie importante (físicamente o por alguna tontería) y si lo has hecho ya estás levantando el teléfono, espero que cumplas (al menos) alguno de los sueños que tenías, que te hayas subido a muchos trenes sin saber muy bien a dónde te llevaban y que te haya encantado el destino, que hayas bailado, besado, sentido, viajado y querido mucho, y que hayas perdido miedos y ganado tatuajes en tus pupilas.
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sin comentarios 165 lecturas prosapoetica karma: 9

Polvos

Somos fruto del polvo de dos estrellas
Que vivieron unos minutos de eternidad
Fabricando una estrella más
Que acabaría convirtiéndose en lo mismo de lo que salió: polvo.
Misterios de la vida, qué casualidad. Nacemos de un polvo entre gemidos y risas y nos vamos convirtiendo en polvo entre suspiros y lágrimas.

No todos los polvos de estrellas acaban igual.
No todos los polvos de estrellas empiezan igual.

Hay polvos y polvos
Polvos mágicos, polvos trágicos.
Polvos de amor, polvos de odio.
Polvos para olvidar o polvos para recordar.
Polvos secreto y polvos noticia.
Hay polvos sol y polvos luna.

Polvos al fin y al cabo.
Todos ellos únicos con el amante furtivo o con el amor de tu vida.
Polvos de los que de vez en cuando,
nace alguna estrella.
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sin comentarios 146 lecturas versolibre karma: 24

Lecciones en forma de cicatrices

Siempre fui de romper promesas
de esas que sólo cumplen las princesas
(bueno, quizá ni ellas).

Me gusta llevar siempre la contraria
no seguir nunca las reglas
tener sueños cuando estoy despierta
y repetir pesadillas
antes de que amanezca.

No aprendo al tropezar con piedras
ni siquiera a la tercera.

Y por eso, están llenas
de cicatrices mis piernas
y todas son bellas
lecciones a veces pasajeras
pero las hay que se hicieron eternas.

Gracias a determinadas personas
ahora me encantan las malas hierbas.
9
sin comentarios 94 lecturas versolibre karma: 23

Tatuajes

Me encantan las cosas implícitas,
los acertijos, la complicidad,
los mensajes en botellas, la verdad
el silencio es tan bello...si no lo escucháis...callad.

Las historias más bonitas son las que se mandan tatuar
mensajes implícitos en tu piel que muestran la realidad,
que maravilla tocarlos y sentir felicidad.

Recuerdos, cicatrices, que sólo tú entiendes, nadie más.
No le cuentes a casi nadie lo que significa de verdad,
lleva tu tatuaje para disfrutarlo en soledad.

Maravilloso pintar tu cuerpo con eternidad
y, por un instante, poder volver atrás.

Odio a los que se tatúan sin pensar,
los que gastan su cuerpo sin una historia que contar,
por seguir las modas o alegrar a los demás.

No manches tu cuerpo con tinta
de la que probablemente te arrepentirás,
espera a tener una historia
que merezca la pena recordar.
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sin comentarios 234 lecturas versolibre karma: 7

Y entonces, vuelves

Y de repente cuando ya creía que te había olvidado,
cuando ya había cambiado de página,
de libro, incluso de autor,
vuelves.

Vuelves a enviar un mensaje,
a mirarme me desde el otro lado de la calle,
desde un bar, desde tu coche.

Vuelves acelerar mi corazón,
a ponerme nerviosa,
a hacer trabajar a mi memoria
para recordarme
que no pude deshacerme de todas tus cosas,
porque aún no has vuelto a por ellas.

Es un "tira y afloja" de esos
en que una parte de mi se traga el orgullo
y reconoce que te echa de menos
pero otra parte prefiere atragantarse con él.

Me repito una y otra vez
que este libro tenía el final sin acabar
pero que no sé ni por dónde empezar
y que tampoco sé si quiero volver a abrirlo
y mucho menos a leer la primera página.

Me gusta mi vida ahora,
el libro que escribo en el que no aparece tu nombre,
[...]

Continúa en : huyendodelmundo7.blogspot.com.es/2016/12/y-entonces-vuelves.html
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Contrarios

Ojalá tengas la suerte de vivir.

Y con vivir no me refiero a pasar por la vida.
Con vivir me refiero a vivirla, a agotarla, a disfrutarla.
A soñar, viajar y amar. Amar soñar que viajas.
Soñar que viajas y amas. Viajar y amar que sueñas.

Sentir y hacer que sientan.
Conocer todas las sensaciones que puedas, las buenas
y las menos buenas, las malas y las menos malas.

El suave roce de la brisa del mar,
el viento huracanado de la montaña más alta del lugar.
Volar y tener un aterrizaje forzoso.
Necesitar y sentirte independiente.

Ojalá tengas la suerte de vivir en un mundo de contrarios.
Porque a veces, los contrarios, son los que mejor encajan.
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1comentarios 151 lecturas versolibre karma: 42

Luces

Hay luces que más que iluminar me nublan.
Mil a mi alrededor que no me marcan ningún camino
y me los marcan todos.

Es una locura,
no puedo dejar de pensar qué me espera
tras cada farola,
y tras cada estrella.

Es emocionante mirar por la ventana
y que haya una mezcla de luces de colores
que sólo se ordenan si me pongo las gafas.

Imagínate que un día se apagan todas las luces
y te pones a bailar.

Imagínate que cuando estés
realmente perdido en la oscuridad
consigues encontrar(te) el camino.
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