Una noche fría y ventosa,
Karim buscaba un lugar dónde
resguardarse… entre escombros
de la gran ciudad, cerca a la
salida principal, encontró un rincón
donde pasar la noche.
De repente escuchó gritos y una
trifulca de guardias que seguían a
un hombre a caballo, quien llevaba
un gran botín del castillo. En su fuga,
al hombre se le cayó una gran piedra
preciosa, de gran valor, la cual al
verla Karim, la levantó y entre sus
pequeñas manos, aquella piedra de color
azúl zafiro, parecía lo más grande
que entre sus manos jamás nunca
volvería a tener. Ya que él razonó
que debía ser de un gran valor.
Al día siguiente, entró al patio del palacio
pidiendo audiencia con el Rey, pero el
encargado de la puerta no le permitió. Dijo el
hombre asombrado: “Acaso no sabes que
el tesoro del Rey ha sido saqueado en
su gran mayoría y el hombre que robó,
se dio a la fuga perdiéndole completamente
en la persecusión y aún así quieres que yo te
permita la entrada”? - “Sí” - dijo Karim,
“… yo pude darme cuenta pues
dormía cerca a la salida de la ciudad
por la noche y vi todo lo que sucedió.
Pero al ladrón se le cayó de entre
lo robado, una gran piedra preciosa”
El Guardián asombrado, de inmediato
le exigió devolver aquella piedra,
pensando en que el pequeño Karim
la tendría escondida entre sus rotas
ropas… y lo sacudió diciendo, “debes
entregarme esa piedra, pues
de otro modo eres cómplice y ladrón
también” - “No”- respondió Karim,
“entregaré esa piedra preciosa en las
manos del Rey, y por la razón que imaginé
que alguno de los guardias trataría de
quitármela, es que la he escondido y nadie
nunca podría encontrarla, pero la devolveré
hasta que usted me permita ver y hablar
con el Rey”… A lo cual entonces, el Guardia
consintió que Karim entrara directamente
al palacio a hablar con el Rey. Por lo que
acordó el día siguiente permitirle ver al Rey.
Al día siguiente, de mañana, Karim, cambió
la piedra de valor por una piedra común envuelta
en muchas vendas de tela. Al presentarse en
el palacio, el Guardia lo recibió y antes de llegar
a la sala principal, lo desvió hacia otro salón
donde nadie los vería…. “Entrégame la piedra
sucio niño” y lo sacudió, hasta que la piedra
común salió, a lo cual el guardia, enfurecido
gritó, amenazándolo con encerrarlo en una
celda, donde nunca jamás vería más la luz
del día…
De momento apareció la esposa del
Rey que andaba rondando los pasillos, escuchó
aquel acontecimiento y el guardia le explicó
lo sucedido, entonces la Reina le dijo al guardia
que los dejara solos, el guardia salió y Karim
le platicó a la Reina la versión verdadera
de los hechos. La Reina le creyó y le dijo que ella
misma le recibiría más tarde, al caer el alba en la
jardinera del salón principal, para recibirle
personalmente la piedra de valor.
Karim, salió corriendo sin ser detenido por ningún
guardia, pues la Reina les dio indicaciones de no
detenerlo y que era un niño inofensivo.
Karim volvió con la piedra preciosa, esa tarde tal
como acordó con la Reina, entonces al
encontrarse los dos, la Reina, miró la piedra
preciosa y pudo darse cuenta de su autenticidad.
“Karim!” exclamó la Reina, “Es un zafiro de la
India valuado por muchísimo dinero, y tú decidiste
devolverlo al palacio… ¿Por qué razón lo hiciste?”
Karim, bajando su mirada, le respondió a la Reina:
“Yo soy tan solo un niño, no tengo padre ni madre,
vivo en cualquier parte de la ciudad y duermo
donde me sienta seguro y no tenga miedo. Esta
piedra jamás podría yo haberle sacado provecho
alguno que perdurara toda mi vida. Ahora su alteza
se habrá dado cuenta, de que no soy un niño
tonto, soy inteligente, yo sabía que si no conseguía
verle a usted su alteza o al Rey, los guardias me
habrían despojado de esta piedra que pertenece
a ustedes y yo habría ignorado si ellos se la darían
a quien realmente pertenece”.
La Reina se admiró de la inteligencia y destreza
de Karim, por lo que después de unos días descubrió
que verdaderamente Karim era un niño absolutamente
solo, sin padres ni pariente alguno que se hiciera cargo de él,
por lo que al Rey y a ella les pareció bien dejarle vivir
en el palacio y recibir toda la educación y enseñanza
para formar parte de su servidumbre de la más
alta confianza… Y así, Karim creció en el palacio
y llegó a ser el primer Guardian del tesoro del Rey
y la Reina. Y llegó a decir en años posteriores:
“Lo más valioso que he llegado a encontrar en
esta vida, no ha sido la piedra preciosa, sino un
hogar, formar parte de la servidumbre de confianza
del palacio y por haber devuelto dicha piedra,
encontrar un destino diferente al que hubiese
tenido afuera, como un mendigo y sobre todo, no
poseer cosa alguna que no mereciera por mí mismo”.
(Imagen tomada de Internet)
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