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¿Altivez?

Ella no es altiva, el defecto
que tiene, es la costumbre
al mimo eterno de su padre.

Ella no es altiva, conoció a
un hombre que dió todo
por ella.

Ella no es altiva, un hombre
le ofreció su riqueza,
poniéndola a sus pies.

Ella no es altiva,
un bello poeta la eligió
para ser su musa…

Ella no es altiva, sólo que
La vida la puso en los más
altos estándares.
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Acróstico

Cuando aún te añoraba
Hasta mi sonrisa lloraba
Roto el corazón
Impetuoso te llamaba
Sol de mi vida eras tú.
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9comentarios 210 lecturas versolibre karma: 78

Tu copia en miniatura

Quisiera hacer de ti,
una copia en miniatura,
llevarte en mi bolso,
tal vez en mi llavero
y así cuando te extrañe
o me sienta aburrida,
sacarte y sentarte
aquí a mi lado,
para reírnos,
hablar de todo
o simplemente
Disfrutar el silencio
de tu compañía....
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4comentarios 143 lecturas versolibre karma: 79

Señor Poeta, el corazón pregunta

Señor Poeta, el corazón pregunta:
¿Qué acción va a tomar con usted?
Y yo le contesto, tranquilo, no te
preocupes, es sólo un amigo, esclavos
somos de nuestros pensamientos,
sentimientos, creencias y
No podemos correspondernos...

Intento convencerlo, pero necio,
Vuelve a preguntar: ¿Y qué hacemos
con el cariño que ya se ha producido?
Yo sólo le digo: Por ahora colócalo
en el lugar de las cosas por revisar,
dejemos pasar un tiempo y después
decidiremos..
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2comentarios 55 lecturas versolibre karma: 87

El chico de la silla de ruedas

Iba la chica rumbo al trabajo, sobre su auto, cuando a lo lejos vislumbra algo sobre el asfalto y ahí en medio de la carretera, se encuentra un chico moreno y delgado, inmóvil en su artefacto con ruedas, bajó la chica del auto para ver si podía ayudar a aquella persona que parecía indefensa.

El chico acababa de tener un accidente y permanecía inmóvil, todo era confuso... cuando ante sus ojos, se detuvo un auto, bajando de el una linda chica de cabellos negros, tes blanca, ojos penetrantes, expresivos y bellos, labios color carmín que se acercaba a él, preguntando:

— ¿Qué te ha pasado? ¿Porqué estás aquí, en medio de la carretera?
—Iba a cruzar la carretera cuando caí de mi silla de ruedas y pasó un auto, pero no te preocupes, sólo me arrolló un pié.
— ¿Que no me preocupe?, te acaba de arrollar un auto, vamos, te ayudo a colocarte en un lugar más seguro, en lo que llegan por ti los servicios de emergencias.

El chico se abrazo a su cintura para apoyarse, ella no quiso pensar que hubiera segundas intenciones y mientras lo ayudaba, algo le decía que debido a su condición, nadie le había mostrado cariño, así que decidió dejar que la abrazara y lo acompañó todo el tiempo, terminadas las curaciones de los servicios de emergencias, lo acompañó al parque, se hizo su amiga, él le contó cómo debido a una rara enfermedad terminó en esa silla de ruedas, pasaron los días y él dejó la silla de ruedas, ¿Cómo?, se había enamorado de ella y ese amor lo motivó a esforzarse logrando caminar sin la ayuda de aquél artefacto.

Uno de esos días la invitó a un parque, la llevó por paisajes llenos de árboles, flores, niños y ahí debajo un kiosko le pidió sentarse junto a él, ella llevaba como siempre prisa...
—Siéntate un momento, a mi lado, dijo el chico.
—No puedo tengo que regresar a mi trabajo, además no creo que sea necesario estar sentada para escucharte, a parte estamos invadiendo el espacio de esta familia (había un grupo de personas en el mismo kiosko).
Dijo con ternura el chico — No es una familia, es un grupo que tocará para nosotros.

Mientras el chico hablaba, ella vió que el sacaba de su bolsillo una caja pequeña forrada de terciopelo negro, sí era un anillo de compromiso.
Continuó diciendo el chico:
—Es un grupo que tocará para nosotros, porque hoy te pido matrimonio...
La chica sorprendida, no sabía qué hacer, sólo pensaba dentro de si, no estoy lista, no lo amo, si le digo que no, ¿Qué pasará con el y su enfermedad?....
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6comentarios 186 lecturas relato karma: 45

Desde los ojos de una musa

De pequeña, cuando
los versos de los más
famosos poetas leía...

Me preguntaba:
¿Qué se sentiría ser una
musa? ¿Qué poder tenían?

Para hacer que alguien
ante sus ojos explotara
en la tinta de su pluma

Los más hermosos
sentimientos y metáforas,
Nunca imaginé ser una de ellas...

Ahora que veo los versos
desde el lado de las musas,
puedo decir que un poeta

Es capaz de hacer temblar
el cuerpo entero, simbrar
un corazón y atravesarlo...

Con las descargas eléctricas
que dicta su imaginación...
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12comentarios 159 lecturas versolibre karma: 91

¡Ay Poeta!, con tus sueños

¡Ay Poeta!, con tus sueños,
me volviste a enamorar,
¿Qué poder tienes sobre mí?
Con tus versos, sentimientos
tan intensos de cristal,
entran por mis ojos,
recorriendo los sentidos,
terminan en la punta de mis dedos
con un electrizante bienestar.

Acompaño el café de mi desayuno
con tus letras, a diario recibo tu
mensaje, ¿cómo no sentirse
atraída a tu alma? y me dejas
con un deseo intenso, de saciar
tu sed de mi, pero así no puedo vivir,
te muestras, te escondes, luego
vuelves a aparecer, y yo siempre
te encuentro, te sé reconocer.
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El chico de la silla de ruedas II

Se quedó helada al escuchar la propuesta y con el anillo aún frente a ella, esperando una respuesta… agachó la vista, pensando en aquél que realmente amaba...

Recordaba que ya había hecho suficiente por recuperarlo, pero aquél seguía negándole su amor, su perdón e incluso, se había enterado de que ya estaba casado… Esa decisión la había marcado tanto, le dolía tanto...

Todo esto pasó por su cabeza en pocos segundos, mientras su enamorado seguía de rodillas frente a ella, ya sin su silla de ruedas.

De un segundo a otro sólo escuchó su propia voz, saliendo de su pecho, aceptando la propuesta, creyendo en su interior que quizá con el olvidaría a aquél a quien de verdad amaba y que con el tiempo de este chico se enamoraría, después de todo él, aún con una silla de ruedas la había conquistado dándole los más hermosos detalles que nunca hubiera esperado, cartas y sorpresas, además ¿Quién la iba a tratar igual, quién la iba a amar igual?.

Ella no pensó en ese momento que en unos años todo cambiaría...

El chico que algún día estuvo en una silla de ruedas y que en otro tiempo, tanto la amó, había cambiado, ¿La razón?, Esa enfermedad empeoró, imposibilitándolo para trabajar, para llevar una vida normal, le prohibieron viajar, ya no podía darle la vida cómoda a la que él la acostumbró, eso lo frustraba, lo deprimía, lo lastimaba, ella sufría con él al ver su dolor, quiso consolarlo, ayudarlo, le ofreció sus manos:

— Amor, no te preocupes, yo comenzaré a trabajar, después de todo me conociste trabajando, para mí no es problema.

Le ofreció también sus órganos, él se negó a aceptar, no quería arruinarla, si hubiera podido le habría dado su vida, lo amaba, le debía tanto…

El por otro lado, no tuvo otra opción que dejarla salir a trabajar, aunque dentro de sí sabía que muchos ojos la verían, hasta ahora se las había arreglado para convencerla de no ejercer su profesión, no quería que otros ojos la miraran, la quería sólo para él.

Sabía que dejándola trabajar, conocería más gente y tuvo miedo, ella no sabía que cada que salía al trabajo él se sentía inseguro.

Las cosas empeoraron con los días, con los años, él enfermó más, se deprimió más, se dejó crecer la barba, se dejó de asear, se abandonó a la enfermedad, viertiendo sobre ella la ira que sentía por su discapacidad, por su inseguridad, por no poder llevar una vida normal.

Ella sin darse cuenta había dejado sus sueños a un lado y su nueva rutina era ir al trabajo, cuidarlo en el hospital, los deberes de casa y sin darse cuenta, de pronto se vio envuelta en un mundo donde había perdido su encantadora sonrisa, había guardado sus sueños para dedicarse a él…

Él era duro con ella y lejos estaba de agradecer su esfuerzo.

El trabajo de ella, un mundo de ingenieros, ella no lo sabía, pero se movían en el mismo medio, amores de antaño… el destino, algo le tenía preparado. Un día contactó a un proveedor, lo citó para negociar la compra, iba tarde, llamó al oficial de vigilancia para que pasaran al proveedor a la sala de juntas y ahí la esperaran…

Abrió la puerta de la sala de juntas y ante sus ojos, aquél que en el pasado no quiso perdonarla, al verla, se levantó repentinamente y al incorporase, casi cae de su silla, literalmente la sorpresa lo desequilibró, no esperaba verla, la contempló…, los años le sentaban muy bien, haciéndola lucir hermosa, mejor de como la conoció…
Cerraron el trato y como en muchas de sus negociaciones, la invitó a comer, durante la comida, le confesó estar arrepentido de la decisión que tomó en el pasado y de haberla rechazado, le confesó también lo mucho que la admiraba, lo mucho que le encantaba, se casó amándola, pero, había algo diferente en ella, esa sonrisa encantadora de antaño, ya no estaba ahí, había abandonado el rostro de esa mujer, dejando en su lugar unos ojos tristes, quiso consolarla, abrazarla, pero el tiempo y las circunstancias, se lo impidieron…
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2comentarios 98 lecturas relato karma: 25

¿Que si me duele?

Tas las heridas que hiciste
en nombre del amor,
te quiso abrazar mi corazón.
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