Pueblecito, tan pequeñito
pareces, de Diciembre, un nacimiento;
de arquitectura borrada,
casi te levanta el viento
ignorando el confort,
de las urbes de cemento.
Se despide la tarde...
te adivino triste, sin esperanza, ni metas;
el sol se hunde tras aquella montaña,
parece te hundes con él,
y no existirás mañana.
Pero...el alba,
me trae la visión del día,
¡Oh pueblecito! te veo
de otra categoría.
¡Hermoso! pintado de verdor,
combinado de color,
son tus patios y cañadas,
morados caimitos, rosadas granadas,
rojos, muy rojos jocotes,
amarillas las naranjas.
Hueles a vaca chorreando leche,
a maíz fresco, que se está asando,
a resedas, a madroños retoñando.
Tesoro tu manantial,
agua pura, agua clara,
agua santa, agua helada.
Y tu gente...diferente,
ríen casi siempre, a carcajadas,
se ríen de la vida,
tranquilidad marcada.
Tus hombres...machos,
con el sol a sus espaldas
segando el trigo,
para las hostias sagradas.
Pueblecito, tan pequeñito,
de arquitectura borrada,
no es lo mismo ver a obscuras,
que con luz de la mañana.
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