Un proceso muy lento y enrevesado con muchos baches que te empujan a volver a caer, y de donde sólo los valientes logran huir. Sientes el peso de las oxidadas cadenas que tiran de ti hasta las profundidades de la noche. El chillido que producen es ensordecedor, pero tú ya no oyes nada, sólo eres vaga niebla en la oscuridad. Y tratas de reptar arañando las piedras, pero la tierra te cubre y ya no puedes ver, ni gritar, ya no puedes ni respirar.
Y te rindes, caes en el frío suelo y dejas que una capa de recuerdos te sepulte eternamente. Pero lloras, y son las lágrimas que humedecen el terreno las que te liberan de la condena. Mueves una mano, la arena se desliza por tus dedos y tus ojos se abren mientras tus pestañas arrojan el polvo al cielo, y exhalas lo que parece aire, pero es la certeza de que ahora todo vuelve a empezar. Te sientes puro e intacto, lleno de ilusión, porque lo que parecía el fin sólo era la metamorfosis, al igual que una mariposa que renace más hermosa.
Olvidar, es un proceso muy lento que te envenena por dentro hasta matar, y de donde sólo los valientes logran escapar.
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