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A tus pestañas

Pedí un deseo
por cada una de tus pestañas caídas.

Tus pestañas de medialuna
donde se enredó la noche sin estrellas.

Tus pestañas —largas
como los suspiros que penan en los corazones desolados.
Una a una las vi,
pendiendo de mi pulgar,
tan finas como el corte de un cuchillo. —Tus pestañas

breves
como el adiós de tus ojos entrecerrados
que no dan segunda vida
cuando te bajas del tren.
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1comentarios 848 lecturas versolibre karma: 71

Del amor yo sé...

Del amor yo sé,
que el azúcar arruina un buen moccachino,
que su espalda es la única boya
que puede socorrerme cuando sube el mar.
Del amor yo sé,
que solo puedo sumar si atrapo sus dedos
entre mis manos,
y que le resto estrellas al firmamento
si no me ve.
Sé que la naturaleza se cambia
a punta de empeño de Sísifo,
y que la palabra aguja
(te) duele en cada fonema.
Del amor yo sé,
que no hay amor si no es contigo,
porque inventarlo
solo es posible -dinámico,
acántido, -maleático,
a partir de cada paso
que (me)
-des.
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8comentarios 186 lecturas versolibre karma: 89

Desgarre

Destrozó la caja de Pandora
vio emerger al titán que tanto temen los dioses
y se dejó devorar por él.

Destruyó —entonces— toda su mitología.
Cortó su rama del tronco
de la conciencia colectiva.
Para ser
solo
deriva
brisa
que nunca pasa dos veces por el mismo sitio.

Convive ahora con el desgarre
de la mitad arrancada,
sin ánimo para suturas,
sin consideración por las curitas.

El alma anestesiada por la constancia de un dolor
que todavía no llega.

*

Se asoma en la mirilla de la puerta
te ve
sonríe,
gira la manilla.

Hola, extraño, que vienes a contemplar
lo que ya no seré mañana.
Dependo de tu amabilidad,
como la perdida Blanche
de Williams.
Promete que no te quedarás
y te daré un baile
y te amaré mientras nos duren los pasos.
Anda, extraño,
tienes toda la pinta de una cicatriz
que ya siento en el pecho.
Ya somos un oxímoron,
una dicotomía inválida.
Te pido, pues:
no te contengas.
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1comentarios 145 lecturas versolibre karma: 77

Botuto

Acerca tu oído,

escúchanos.

Nos arrancaron de la costa

pero no silenciaron al Mar.

En esta ciudad hinchada y sonora

que se enrosca en sí misma

como el caparazón

de un botuto,

somos olas sin malecón

que nos contenga.

Escúchanos.

Hay sol —y sal—

en nuestros besos,

y nuestro Amor cabe

en un grano de arena.

Entre rascacielos,

nos morimos de sed.

Inventamos tus pasos

para soportar el frío

y te dejamos nombrarnos

en vano.

Peseoj

Úlima

Tricomita

Albrama

El dios que hace temblar la tierra

nos maldijo con la memoria:

en cada una de nosotras

el Mar es una herencia

inevitable,

que canta

mientras te ahoga.

Escúchanos.

Reflejamos por igual

la noche y el día

desde adentro.

Si vienes a nuestro encuentro,

pronto lo sabrás:

jamás callamos.
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Tabú

Abuela, te hicieron tabú.
Tu nombre no repica entre los muros de la casa.
Este fue el trato que hicieron tus hijos para salvarte:
olvidaron el cianuro,
desordenaron la ropa recién doblada y planchada,
devolvieron el almuerzo,
condimentado con tu ira.
Quebraron tu retrato.
Silenciaron tus nanas.
Abrazaron la orfandad
de tu vientre extinto.

Jamás te lloraron.
*
Todo, abuela, para no imaginarte árbol,
estático
sin gloria
atrapada por siempre en el bosque terrible que pintara Dante.
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3comentarios 292 lecturas prosapoetica karma: 77

En reversa

Cuidado:
Tuve que quebrar el espejo.
Ahora reposo en medio de las esquirlas
buscando aquella que duela menos,
para iniciar la historia del mundo
en reversa.
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1comentarios 162 lecturas versolibre karma: 77

Odaxelagnia

Me reconozco en este impulso
de besarte la piel con los dientes.
Fijar en ti mis caninos
superiores e inferiores,
hasta que seas un territorio
cubierto por la muesca
de estas 32 perlas.

Protejo así tu cuerpo contra todo olvido:
Donde me falle tu corazón,
me revivirá tu carne.
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6comentarios 159 lecturas versolibre karma: 76

"5"

Tenías el cuerpo lleno de aguijones.
Los ojos, la boca, las yemas de los dedos,
el miocardio.
Tu cola de escorpión trató de robarte el pulso cuando estabas en el vientre.
Mamá atajó tu veneno, te salvó.
Yo tenía apenas cinco soles y la avaricia de la hija única.
Mi silencio y tu mirada rasgada se entendieron pronto.

Aprendí a curarte los golpes con sal y mantequilla,
te escudé de los gritos de papá,
asumí tu risa con la precisión del toque del angelus.
Te odié
con amor de hermanos.

*

Naciste un 5 de noviembre, caracazo de mi existencia.
La numerología advirtió: impaciente, inquieto, impulsivo, insatisfecho.
—Pónganle un nombre que le amanse el carácter, aconsejó la madrina.
(El padre hizo oídos sordos).
Alejandro.
Tu huella de Atila no deja tregua en esta viña del Señor.

*
Somos Caín sin Abel.
Los hermanos que se drenarían las venas solo para quebrar el vínculo sanguíneo.
(Madre llora en un rincón: "¿En qué fallé, en qué fallé?")

Nunca tendremos la postal de familia feliz.
No serás el tío favorito en las charlas de sobremesa.
En cambio,
te volverás la cicatriz bajo mi costado izquierdo,
la herida de una guerra que aposté por ganar
y perdí apropósito.
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8comentarios 229 lecturas prosapoetica karma: 60

Error

Para Gender

El peor error de un individuo es antojarse de pareja:
Llegan las torpezas del lenguaje
(¿cuándo es "nos", cuándo es "tú"?),
los excesos de saliva y de sal,
y el arte de (des)aprender
que, a veces, signos iguales no suman.

Escucha:
—Enfilar a Roma puede hacer
que acabes de rodillas en París.
Créeme:
Tu dedo medio puede ser el gatillo de una sonrisa.

*

Ser dos supone
el deporte extremo de volverse pulpo:
manejar tres corazones,
el tuyo,
el mío,
y el que nos queda, por si acaso...

*

Tu grito será la extensión de mi gemido.
Se nos multiplicarán los dedos para ejercer la torpeza
de las almas libres.
Nunca podré prometerte que saldrás ileso de mí.

*
Sé que no estás listo.
Entre tú y yo, más de un chivo perderá la nuca.
La equivocación será nuestra ley de vida.
Lo dicho: un error,
grande, terrible,
de esos en los que no es suficiente vida y media para arrepentirse.
Por suerte, nos queda tu media vida
para volver a apostar.
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11comentarios 188 lecturas prosapoetica karma: 65